El ministro Augusto Espinosa se subió a la tarima. Y desde ahÃ, en las afueras de la Asamblea, se dirigió a decenas de maestros que se congregaron para apoyarlo en el proceso de juicio polÃtico que se sigue en su contra.
El libreto parecÃa el de un candidato, más que el de un Ministro en funciones que debÃa entregar en la Comisión de Fiscalización sus pruebas de descargo por no asegurar bienes públicos, como la Unidad del Milenio de Pedernales, en ManabÃ.
AsÃ, Espinosa desnudó su estrategia. Convirtió un tema de fiscalización en una escenificación polÃtica para transmitir un mensaje, con el apoyo de los adeptos al régimen.
El tema de fondo, el aseguramiento de la infraestructura escolar, pasó a un segundo plano. Lo importante en este esquema era que su tesis contaba con apoyo popular. Eso es lo que el Gobierno querÃa transmitir.
A los docentes, que llegaron de varias provincias les concedieron permiso con cargo a vacaciones. En este caso no hubo reparos si esto implicaba la suspensión de clases en sus localidades. El respaldo al Ministro se volvió una prioridad.
Esta demostración parece la antesala del desenlace que tendrá el juicio en el Legislativo, donde Alianza PaÃs tiene mayorÃa y seguramente exculpará a Espinosa, quien según la ContralorÃa tenÃa la obligación de asegurar la infraestructura escolar.
La primera señal del fin que tendrá este caso la dio el presidente Rafael Correa en una sabatina hace un par de semanas. Para el Mandatario es una insensatez asegurar todas las propiedades que administra el estado.
Siguiendo esa lÃnea, Espinosa ha sostenido que ninguna norma vigente obliga a un ministro a contratar pólizas de seguro. No obstante, sà aseguró otros bienes como vehÃculos, equipos electrónicos, mobiliario y maquinaria. Cómo entender, entonces, ¿por qué sà se contrató pólizas para bienes menos expuestos a daños que aquellos que sà fueron afectados?
Lo cierto es que en esta lógica polÃtica predominan el espectáculo y la tarima.