Siguen las declaraciones de políticos sobre la necesidad de activar carreras técnicas y tecnológicas, en un país que necesita pocos PHD´s y muchos técnicos que entren de manera pertinente al campo laboral. Reviso la página del Senescyt sobre los Institutos Tecnológicos Superiores, una oferta de campaña de ayer y del actual gobierno. Tras ello me queda poco claro lo sucedido. La información está llena de buenas intenciones, no se conocen resultados. ¿“Mucho ruido y pocas nueces”? ¿Dispersión? ¿Gastos innecesarios inconducentes?
Antes que nada el modelo educativo planteado debe reestructurarse incorporando como actores principales a los municipios y los consejos provinciales, en la actualidad debilitados por el centralismo de la última década. Estos conocen las demandas y necesidades de una población en particular y permiten la construcción de proyectos no homogeneizantes. Las universidades regionales pueden llevar a cabo diagnósticos diferenciados.
Reforzamiento o reconversión de los bachilleratos técnicos, bien. Pero también conviene promover la idea de bachilleratos humanísticos. Una buena experiencia es la de la Fundación de Campesinos “María Luisa Gómez de la Torre” (1993) que ha actuado en varios colegios públicos insertando carreras medias como la de promotores agroecológicos. Muchos de los jóvenes campesinos terminan su educación en el bachillerato, no pueden acudir a la ciudad a formarse en un instituto o una universidad. Su profesionalización media aseguraría una menor migración campo ciudad y un mejor manejo de la tierra y su producción, entre otros.
Reinserción de carreras medias en las universidades y escuelas politécnicas, desaparecidas bajo el imaginario instalado de que la máxima realización del ser humano es llegar a ser PHD, un grado que en cualquier lugar del mundo corresponde únicamente a un grupo minoritario que llevará a cabo la investigación científica en cualesquiera de los campos y a proponer soluciones y debates a los complejos problemas advertidos en el medio. Estos centros de educación tienen una capacidad instalada de primer nivel y pueden promover carreras medias dentro del propio pensum: topógrafos, maestros de obra, electrónicos, archivólogos, gestores del patrimonio y decenas de otras opciones. El sistema de educación dual –teórico/práctico- podría funcionar perfectamente. Alianzas entre el empresariado y la universidad regionales.
Finalmente, toca preguntarse si bajo el manto de las dos opciones anteriores conviene crear un nuevo cuerpo de institutos tecnológicos superiores (ofertados 40!). Funciona según lo programado el Instituto Superior Tecnológico Territorial de Cotopaxi (6000 mts. de área, 9 millones de costo). ¿Es un modelo a seguir implementando?