Inquietudes nacionales

1. ¿Qué lectura se debe dar al hecho de que el 28% de nuestra deuda externa sea con préstamos de la China?

Es el resultado del cierre de los mercados internacionales ante la decisión unilateral del Gobierno de desconocer una parte de la deuda externa pública, cuyo enorme daño al interés nacional se aprecia a través de diversos indicadores. En ese ambiente de enclaustramiento autoinfligido, apareció China como alternativa, onerosa por cierto, pero dispuesta a asumir el riesgo ecuatoriano, siempre y cuando cuente con la garantía del activo más preciado del patrimonio nacional.

Para el desarrollo de esta relación convergió el interés chino de obtener provisiones seguras de la materia prima energética que requiere para el funcionamiento de su estructura productiva. No necesitó hacer ni hizo concesiones u otorgó beneficios particulares a favor del país. Es más, obtuvo réditos indiscutibles, financieros (tasas de interés elevadas y plazos cortos de los créditos) y de mercado (precios con descuento del petróleo), derivados de la debilidad en la negociación en la que cayó el Ecuador como resultado de su desmesurado gasto público.

China aprovechó esta condición para apoyar la internacionalización de sus empresas. Decidió reemplazar a inversionistas desilusionados, como los canadienses, en el campo de los hidrocarburos y la minería, así como participar, con el financiamiento pertinente en la construcción de ciertas obras de infraestructura: hidroeléctricas y carreteras.

En resumen, hoy es el mayor acreedor internacional, cuyo cambio en su realidad económica ha puesto en serio peligro la estabilidad económica nacional, pues ya no demuestra disposición a seguir con su política agresiva de entrega de créditos o impulso de proyectos con su financiamiento. El Gobierno Nacional se ha visto obligado a buscar otras fuentes, con resultados relativos, pero a costos y plazos incompatibles con la capacidad de pago de la economía.

Una vez más no aprendemos las inconvenientes subordinaciones que crean estas concentraciones económicas. China no deja de ser otro país con prácticas hegemónicas.

2. ¿La venta anticipada de petróleo a la China o la última operación con Tailandia qué impactos tiene? ¿Se considera como deuda?

Se ha utilizado este tipo de operaciones para cubrir el déficit fiscal. Son una fuente de financiamiento cara y de corto plazo. Alivia la presión de la caja fiscal, pero lo hace de una forma que demuestra la angustia por la que atraviesa. Ocasionan un perfil de pagos muy concentrado que con el tiempo estrangula las finanzas públicas.

Estos son los instrumentos que podemos llamarlos comunes de la política de inversión asiática. Obtener abastecimiento seguro de las materias primas que requieren y sobre las cuales tienen déficit de aprovisionamiento temporal, pues están embarcados en programas que le darán autocobertura.

La línea de crédito tailandesa o singapureana, que así la debemos denominar, pues los 2 500 millones de dólares no están disponibles de manera inmediata, sino mediante desembolsos parciales, en función de la liberación de cupos petroleros, parece tener condiciones similares a las chinas. Lamentablemente, no se conoce el detalle financiero y comercial, pues el Gobierno la califica de reservada.

Toda operación que se la denomina como anticipo petrolero, a pesar de ser endeudamiento público, no se la registra como tal. Igual ocurre con los Cetes o los bonos del BCE.

3. ¿Qué significa que hayan disminuido los préstamos para pymes y consumo en el primer semestre del año 2015?

Los dos últimos meses, junio y julio han sido períodos de contracción crediticia. No solo que no creció la cartera bancaria sino que declinó en términos absolutos. Esto ocurre por la caída de los depósitos recibidos por el sistema bancario.

El proceso de encogimiento crediticio ha sido progresivo. Los bancos han reaccionado de forma secuencial conforme se confirmaba la reducción de sus pasivos con el público con la consecuente merma de liquidez. Hasta el mes de julio, el sistema perdió 2 150 millones de dólares en captaciones.

Por eso, la restricción ha sido selectiva, en función de sus riesgos explícitos o de las restricciones impuestas por el propio Gobierno. El caso de los créditos de consumo es la derivada de la limitación de las actividades automotrices y de su encarecimiento regulatorio por parte de las autoridades monetarias.

Si no se corrige el déficit externo, este proceso deberá continuar, acarreando las consecuencias en la viabilidad y estabilidad de algunas empresas y actividades económicas. El ajuste en ese sentido es inevitable. No hay dinero suficiente para sostener la estructura de gasto agregado nacional: fiscal y privado.

Ahora bien, la restricción crediticia, ineludible bajo estas condiciones, es una rueda de molino que contribuye a la recesión nacional, que sin duda alguna es una realidad.

4. ¿Qué se sabe del avance de los acuerdos con la Unión Europea?

Las últimas noticias son el entrampamiento del proceso en las consultas con Colombia y Perú. No se sabe qué pasa con las salvaguardias.

5. ¿Cómo se ve a América Latina en este año?

Es un año magro. Prácticamente sin crecimiento pero con grandes diferencias entre países. Los grandes, excepto Méjico, con resultados en rojo: Brasil, Argentina y Venezuela, en clara recesión. Los medianos creciendo a la mitad de lo que estaban acostumbrados: Chile, Perú, Colombia. Muchos pequeños demostrando fortalezas increíbles: Bolivia, Panamá, Uruguay.

El ciclo de bonanza concluyó. Ahora, la situación se la grafica con tres amenazas: conocidas como las tres C (de su denominación en inglés). China (desaceleración), Commodities (precios a la baja), Currency (dólar fortalecido-revaluado).

apachano@elcomercio.org

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