Colombia-Venezuela: la ruptura

Con preocupación ha recibido nuestro Hemisferio la sorpresiva noticia relativa a la “ruptura total” de relaciones entre Venezuela y Colombia, decidida por el presidente Chávez. El anuncio se produjo mientras el Consejo de la OEA se encontraba reunido para escuchar la denuncia de Colombia, que aduce que el Gobierno de Venezuela conoce y tolera la presencia, en su territorio, de algunos jefes de las FARC que, desde allí, preparan sus ataques a las fuerzas colombianas.

La denuncia la hizo el presidente Uribe, pocos días antes de la terminación de su mandato, expresando su rechazo a una diplomacia “meliflua y babosa” que probablemente le sugería dejar el problema en manos del próximo Gobierno. Venezuela respondió retirando a su Embajador en Bogotá. En tales condiciones, Santos se quedará con la herencia de un problema de fondo, actualizado con esa crisis que ahora, rotas las relaciones, se vuelve más grave y más difícil de resolver.

Las declaraciones y actitudes de Santos, en materia internacional, eran más bien conciliadoras y buscaban bajar las tensiones con Venezuela y facilitar el restablecimiento de la normalidad con Ecuador. Sin embargo, la denuncia de Uribe ha creado complicaciones que nos afectan a todos. El Ecuador reaccionó maniobrando para que la reunión del Consejo de la OEA demorara en realizarse, con lo que envió un mensaje amistoso a su coideario Chávez pero nada grato para Uribe. El Embajador ecuatoriano en la OEA, que estaba presidiendo el Consejo, advirtió sobre la necesidad de respetar los reglamentos y las tradiciones de la OEA así como la tesis tradicional del Ecuador y, ante la inflexible instrucción de Patiño, optó por renunciar, en edificante y ejemplar gesto de dignidad.

Colombia ha pedido que se establezca una comisión internacional con el encargo de visitar los lugares en donde afirma que se encuentran los dirigentes terroristas, lo que Venezuela seguramente no aceptará. Bloqueada así la situación, es muy difícil predecir cuál será el desenvolvimiento del problema. Es posible que Chávez, que ha denunciado a Uribe como enemigo visceral de Venezuela, quiera esperar la posesión de Santos para bajar las tensiones, pero Santos no podrá alejarse sustancialmente de lo hecho por Uribe aunque su estilo más pragmático opere como un factor positivo.

En cuanto al Ecuador, la intención de posponer la reunión del Consejo de la OEA debe haber sido mal recibida por Uribe, pero no necesariamente por Santos. Las entrevistas de la futura canciller Holguín con Patiño y el encuentro del vicepresidente Moreno con quien será su colega colombiano pueden ser buenas bases en la normalización de las relaciones. Esto es más importante ahora porque la crisis con Venezuela es peligrosa y poco predecible.

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