Si, coincido en aquello de que Julián Assange no quiso ofender a su gobierno cuando expresó que no se refería a lo que sobre derechos humanos podía estar sucediendo en nuestra realidad interna “porque Ecuador es insignificante”, en su entrevista con CNN .
En el contexto de sus palabras lo que hubo fue una muestra de egocentrismo y etnocentrismo: “Seamos honestos, aquí tenemos una situación seria. Las cosas pequeñas que ocurren en pequeños países no son de gran interés”.
¿Cuáles son las situaciones serías, no “pequeñas en pequeños países”, en su óptica singular? Diría que dos, que aparecen de la propia entrevista.
La primera, su encierro en la oficina de la Embajada del Ecuador en Londres –porque si sale sería detenido y enviado a Suecia, con riesgo –según él- que éste país lo deporte a Estados Unidos de América, para que se lo procese y sufra las vejaciones en ese país-, asilo que no le permite circular físicamente fuera de la Embajada, lo que le estaría generando afectación de salud corporal y mental, aun cuando está con posibilidad de hablar con quienes él quiera y de producir y difundir material contra los EE.UU. y otros Estados y gobiernos por él cuestionados. El Ecuador le provee y asume el costo de la atención médica para Assange. No se ha dicho si también le paga la alimentación. La segunda el caso del soldado Manning, preso en EE.UU., por informante de Assange, quien acepta los cargos de haber trasladado información reservada como de seguridad a terceras personas, pero no que es traidor a su Patria. Lo primero lo llevaría a muchos años de prisión. Lo segundo, a cadena perpetua y aun a riesgo de pena de muerte.
Manning señala que cuando lo detuvieron en mayo del 2010, estuvo incomunicado y con temor de que lo lleven a la base de Guantánamo, infierno en vida para los iraquíes y afganos que se resistieron a la invasión norteamericana, pero luego lo trataron como a soldado gringo. Leamos sus palabras: “Cuando llegué el aeropuerto internacional de Baltimore (Maryland) y fui informado que sería trasladado a la prisión de Quantico, Virgina, pensé que no era el lugar ideal , pero después de dos días de viaje y tras la misión en Irak volvía a tener paredes sólidas y agua caliente y pensé que la familia podría visitarme”. Afirmó: “Era maravilloso estar en territorio estadounidense”. Ahora guarda prisión en Fort Leavenworth, Kansas. Su celda es de poco más de un metro por 2,5 con lo mínimo, cama, lavabo e inodoro. ¿Así estarán “los 10 de Luluncoto”, jóvenes idealistas quienes están esperando que el poder supremo –por la vía de sus jueces- los condene el lunes 10 de diciembre, por terrorismo, sin prueba alguna, después de las infamantes vejaciones que han recibido por más de 9 meses?
La peor patología de Assange es la suma de su etnocentrismo y egocentrismo.