Roberto Salas G.
Una coalición de aliados
Estamos condenados al éxito decía en un artículo anterior. Es decir, exigidos a cumplir de manera razonable las expectativas, sobre todo aquellas que implora una sociedad con grandes necesidades y frustraciones.
Tanto en el frente sanitario, social, económico e institucional, hay enormes desafíos, muchos de ellos con soluciones teóricas razonables, que llevarlas a la realidad en los plazos necesarios será una tarea de titanes, desde la vacunación masiva que constituye el primer hito para ganar credibilidad y facilitar la recuperación.
El inicio del Gobierno se ha caracterizado en gran medida por claras demostraciones, tanto en la instalación de las autoridades empezando por la Asamblea, como la transición de mando y la definición de objetivos con ejes prioritarios a abordar. Sin embargo, además de la vacunación en marcha, con mejoras en su implementación, otros sucesos han marcado también estos días, como el tema de las tarifas eléctricas, la erosión del río Coca que afecta seriamente a una de las principales hidroeléctricas junto con situaciones locales y globales que impactan al sector petrolero, además del proceso de reinicio de clases presenciales parciales, entre otros temas externos como las elecciones en Perú.
El gobierno del Encuentro va encontrando rumbo en momentos turbulentos, y se va confirmando la necesidad de afianzar las bases que sustenten un proceso de transformación de un Estado fallido, para dirigirse desde las promesas y el discurso motivante, hacia las acciones y resultados de corto y mediano plazo que vayan consolidando credibilidad y confianza, tan relevante para atraer inversiones y financiamiento a la estrategia elegida.
Nadie espera lo perfecto. Como humanos, habrán errores, pero la confianza es como una cuenta corriente, en donde esta crece cuando los ingresos o logros positivos son mayores a los egresos o desaciertos. Justamente la construcción de logros suficientes algunos lo han catalogado como un campo minado, otros como algo imposible en los plazos previstos.
La fórmula es evitar el aislamiento, y construir un ejército de aliados, que convergiendo en los objetivos apoyen decididamente vencer los obstáculos.Esta coalición de alianzas, a través de un Pacto urgente por Ecuador, debe incorporar de manera protagónica a: instituciones sociales que representen la diversidad con alta credibilidad para protagonizar los diálogos oportunos, los consensos necesarios y la vigilancia de los mismos; al sector empresarial estableciendo alianzas que combinen recursos y capacidades; al sector político para facilitar los cambios con las leyes necesarias y fiscalización responsable; a las autoridades de control y justicia para erradicar la corrupción y la inseguridad; y el apoyo internacional de instituciones financieras, de apoyo tecnológico, ambiental y social, especialmente en prácticas anti-corrupción.
Parte de la coalición son los propios funcionarios del Gobierno, nuevos o heredados, que respondan con lealtad solo al país. Si bien el cargo hace la persona, es la persona quien dignifica el cargo según cómo lo asume y ejerce. La tarea de transformar el país es de todos, o al menos de muchos que se sientan corresponsables del éxito que requerimos construir.