Las ciudades y el futuro

En Hábitat III hubo una presencia importante de alcaldes, personeros, administradores de gobiernos locales de todo el mundo, actores de primera línea en el cumplimiento de los propósitos de la Conferencia Mundial. De su gestión dependen el bienestar, la seguridad, el futuro de millones de ciudadanos, que viven cada vez más en un mundo que se urbaniza con proyecciones alarmantes.

A comienzos del siglo XIX la población urbana era el 2% de la población mundial: hoy supera el 55%. Alcanzó el billón de habitantes en 1960, los dos billones en 1985 y los tres billones en 2002, mientras que se proyecta que llegará a cinco billones en 2030, después de apenas 14 años. En Ecuador, la población que vivía en ciudades era del 34% en 1960 y hoy es del 64%.

Casi todo el crecimiento de la población mundial será absorbido por las áreas urbanas de las regiones menos desarrolladas, entre ellas las de América Latina, que en el 2030, con el 88.6%, será el continente con mayor nivel de urbanización del mundo, contra 86.9% de América del Norte, 79.6% de Europa, 54.5% de Asia y un promedio mundial de 60.8%.

Asia experimentará durante las próximas décadas el mayor proceso de urbanización de la historia, al pasar de 38.8% de su población viviendo en ciudades -1.482 millones de personas- en 2003, a 54.5% en 2030 -2.664 millones -, lo que representará el incremento del 80% de la población urbana en el período.
Tokio pasó de 11 millones de habitantes en 1950 a 36 millones, Ciudad de México de 8 a 18 millones, New York de 12 a 20 millones, Sao Paulo de 8 a 21 millones y Bombay de 3 a 22 millones, tres de las cinco mayores en países en desarrollo. Lagos, capital de Nigeria, pasó de 288.000 habitantes a 15 millones.

En pocos años serán asiáticas las tres mayores ciudades: Tokio, Bombay y Delhi, dos de las tres en países en desarrollo. En el año 2045, las ciudades tendrán 2000 millones más de habitantes.

En las ciudades se genera más del 80% del PIB mundial, se consumen más de los dos tercios de la energía producida y se generan más del 70% de emisiones de gases invernadero.

El parque mundial de vehículos –los principales contaminantes- que en 1970 era de 200 millones, pasó a 1000 millones en 2010 y la previsión es que será de 2000 millones en 2030, circulando la mayor parte en las ciudades.

Para que las ciudades funcionen, es decir, para que sean inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles, deben tener capacidad de administrarse y financiarse. Una vez edificada o desarrollada una ciudad, su estructura y los patrones de uso del suelo pueden ser imposibles de modificar durante generaciones, dando lugar a una expansión insostenible.

Sin descentralización y coordinación con los gobiernos centrales, no podrán cumplir con las ambiciosas metas fijadas en Hábitat III, en el Siglo de las Ciudades que vivimos.

Columnista invitado