Para definir las nuevas circunscripciones electorales de asambleístas en Guayas, Pichincha y Manabí, con mucha facilidad se habla como si no hubieran circunscripciones electorales ni tuviéramos criterios para definirlas, cuando se trata de redefinir tres circunscripciones provinciales con cuatro o dos circunscripciones cada una. Se vuelve a promover la idea que es mejor tener representantes electos al nivel de pequeñas circunscripciones como podría ser el común de los cantones. Esta opción tiene ventajas y desventajas para la representación política. Sin embargo, nuestra opción constitucional no fue asambleístas al nivel de reducidas circunscripciones en población y espacio, sino fue mantener su selección con representación proporcional por listas provinciales. Se optó por su principal ventaja que es dar espacio a las minorías políticas y no favorecer la concentración del poder, fue nuestra personalidad política, a pesar que ahora hay quienes sin consistencia y pensando sólo en las circunstancias actuales, no en un sistema para el futuro, ni que la tortilla se virará, quieren torcer lo decidido para adaptarlo a concentrar poder circunstancial.
Personalmente promovía un sistema parlamentario para buscar más estabilidad y una elección con listas cerradas para favorecer a los partidos, proporcional para que también las minorías tengan cabida, no solo las que tienen ideologías con poca acogida ciudadana, sino las de las regiones o definidos sectores sociales, lo cual en el pasado contribuyó a la expresión de nuestros conflictos y a ser la isla de paz, ahora añorada. Pero no fue lo decidido. Además, en varios regímenes parlamentarios a la anglosajón se lucha por pasar a la proporcional, por lo injusto que es para las minorías políticas el sistema de pequeñas circunscripciones y uninominal, el cual ahora algunos siguen promocionando aquí.
Al definir nuevas circunscripciones debe respetarse lo decidido. Además de lo indicado, se optó por respetar la división político administrativa y por mejorar la representación con circunscripciones más pequeñas en las provincias más pobladas por eso no se debería crear arbitrarias circunscripciones fraccionando a cantones pequeños y medianos. En las grandes ciudades, en las cuales ya no existen parroquias, se espera que lleguen a un ordenamiento de su territorio con distritos administrativos para un mejor nexo entre municipio y población. Las nuevas circunscripciones deben favorecer estos nexos locales y no crear aleatorios cortes geográficos cuando necesitamos consolidar la representación e identidad locales, y la comunidad política siguiendo la división política administrativa. También, la experiencia mundial muestra que no se logra un real equilibrio demográfico entre circunscripciones, solo se limita los excesos de desequilibrios.