Una enorme dosis de torpeza hizo que el INEC publicara los últimos datos de desempleo sin avisar que habían sido calculados con pequeños cambios metodológicos. Pero un análisis más detallado revela que los cambios fueron realmente menores y que el INEC hasta pudo haber hecho algo tan loable como exótico: le ahorró un poco de plata al gobierno.
Los cálculos de empleo, desempleo y pobreza se hacen en función de una encuesta y, si está bien diseñada, se debe encuestar a más gente mientras más cosas se pregunten, peor aún si se están investigando fenómenos poco comunes.
Y la encuesta de empleo de diciembre del INEC solía preguntar una serie de cosas que no estaban directamente relacionadas con empleo. Eso tiene ventajas y desventajas. La ventaja es que con un solo esfuerzo se obtiene más información, mientras que las desventajas son que hay que encuestar a más gente, que la entrevista se demora más tiempo y que, si el encuestado se aburre por lo largo del cuestionario, la calidad de la información que entrega empieza a decaer. Y como la calidad de la información puede decaer, hay que encuestar a todavía más gente y eso encarece bastante el proceso.
Encuestar sobre cosas “inusuales” es complejo. Caricaturizando un poco, para averiguar qué porcentaje de ecuatorianos hablan inglés, con una muestra pequeña se puede obtener un dato confiable. Mientras tanto, si se quiere saber cuántos hablan suajili, se necesita una muestra enorme.
Y durante el gobierno de Correa se le fue cargando a la pobre encuesta de empleo de un sinnúmero de preguntas inconexas y con temas inusuales (como sobre la información sobre el medio ambiente disponible para el encuestado, lo cual es un dato interesante, pero desconectado de lo laboral).
Por eso, el INEC encuestaba los diciembres a unas 32.000 familias, mientras que en los meses de junio, cuando el cuestionario no estaba cargado de otras cosas, solo visitaba a 17.000. Y la entrevista de junio duraba 50 minutos, frente a más de 2 horas en diciembre.
Así, el Instituto de Estadística optó, en diciembre 2018, por preguntar, en la encuesta de empleo, solo los temas relacionados con el empleo (redundancia intencional), con lo cual se redujo el número de preguntas y el tiempo por entrevista. Con eso, además, se pudo reducir la muestra a las 17.000 familias entrevistadas en junio y hasta ahorrar plata.
Torpemente, el INEC informó de estos detalles después de haber publicado los datos de desempleo de diciembre, lo cual levantó algunas suspicacias, pero parecería que esas dudas son injustificadas y los datos son confiables y comparables. Lo trágico es que con esos datos (confiables y comparables) se ve un fuerte empeoramiento en el mercado laboral. Y ese es el tema a debatir.