En junio 11, el precio del petróleo había perdido USD 15 el barril en 12 días, en camino toca fondo en USD83 a fines de mes. El Comex dictó cuatro resoluciones restringiendo las importaciones y elevando los aranceles.
Paralelamente la Junta Bancaria adopta dos regulaciones asimismo restrictivas, en este caso del crédito de consumo, bancario y comercial.
Un mes después el Banco Central dicta tres resoluciones que atañen a la liquidez bancaria.
Las medidas emanan un tufo a sudor frío proveniente de esferas oficiales. Ante una caída importante pero contenida en el precio del petróleo, las autoridades reaccionan en tres frentes, revelando su preocupación ante la vulnerabilidad al colapso de los ingresos petroleros.
El petróleo ya recuperó casi todo lo perdido, cerró agosto en USD 98. Pero podría volver a caer. Los controles quedan.
La primera resolución del Central fue disponer que la banca aporte más al fondo de liquidez, para poder atender a un banco que la pierda momentáneamente. Era el 3% de los depósitos, ahora es 5% en camino a 10%. Dinero del que la banca no podrá disponer ni para prestar, ni para constituir su propio colchón.
Acto seguido el Central obliga a la banca a traer más dinero de afuera. La liquidez doméstica deberá subir del 45% al 60% de la liquidez global. El dinero que tiene la banca afuera como colchón, se reduce.
Para cumplir con el mínimo de 45% de liquidez, la banca, prudentemente, tenía más, 57%. Ahora que debe como mínimo tener 60%, deberá en promedio mantener un porcentaje aún mayor.
Aumenta también el porcentaje de la liquidez que los bancos deben invertir en papeles del Estado. Esta disposición se hizo extensiva a las mutualistas y sociedades financieras.
Acto seguido, el Central dispone que los bancos, al recibir dinero de un banco del exterior para depositar a un cliente nacional, tiene que hacer pasar los fondos por el Central.
En la práctica, el banco del exterior acreditará los fondos en cuentas del Central en el exterior; el Central no tiene plazo para entregar el dinero al banco local, pero este tiene 24 horas para acreditar los fondos al beneficiario nacional, haya o no recibido la plata del Central.
Con las primeras medidas, el Central controla la liquidez doméstica. Con la última, la liquidez externa. Se cierra el círculo. El Central es el que manda sobre la liquidez de los bancos.
El andamiaje está montado, a través de estas medidas, para que en caso de apuro el gobierno pueda financiarse de los fondos de la banca. De darse una caída fuerte y duradera del precio del petróleo, el gobierno podría trasladar la iliquidez a la banca privada.
Este gobierno no cree en constituir un colchón para protegerse de una caída de ingresos. Pero de haber emergencia, puede hacerse del ajeno.