La propaganda nos dice a cada rato que las carreteras que tenemos son de primer nivel. Puede ser cierto si es que se compara con lo que había hasta hace algún tiempo.
Que los hospitales han mejorado, que la educación, etc. Bueno, la lista de logros, de acuerdo con la propaganda que no cesa es enorme y si no viéramos la realidad estaríamos convencidos de que todo es felicidad.
Pero no es así si revisamos la estadística de los accidentes de tránsito que no cesan y constatamos que esas bellas carreteras se tiñen de sangre con mucha frecuencia. Siempre el consabido cuento de que fue una falla humana, impericia y que el chofer “se dio a la fuga”.
Ahí viene mi pregunta respetuosa a las autoridades. ¿Por qué no emprenden una campaña para llegar a la conciencia de los choferes? Se supone que los conductores de vehículos tienen familia y que la vida de todo ser humano debe ser respetada.
Tras la tragedia, lo de siempre. Vamos a investigar y ahora salen con el cuento de que a los choferes los van a poner en los mismos carteles de los más buscados, cuando lo que deberían hacer es evitar las muertes.
¿Por qué no educan a los conductores de vehículos pesados, por qué entregan licencias y no se respeta la Ley de Tránsito que estaba destinada precisamente a fijar reglas civilizadas de respeto entre la ciudadanía?
La muerte de la joven Salomé Reyes conmovió a Quito, causó indignación y, como siempre, el chofer “se dio a la fuga”. El mismo libreto de siempre. ¿Y el dolor de las familias?
El domingo me encontré con un entrañable amigo, Vicente Chauvín, que hace 14 años perdió a su hijo bajo las mismas circunstancias de Salomé. Fue en Tumbaco, su hijo Sebastián tenía 15 años y paseaba con sus amigos en bicicleta. Fue arrollado por un criminal chofer de bus que obviamente desapareció.
Ni con investigadores privados fue capaz de encontrar al cobarde asesino que seguramente siguió conduciendo buses bajo la complicidad de quienes lo conocen. ¿Ese chofer tendrá conciencia, tendrá familia, tendrá temor de Dios?
Comparto el dolor de la familia Reyes, me siento indignado e invoco a las autoridades a que emprendan una campaña urgente de educación. Conducir un vehículo de transporte público conlleva una enorme responsabilidad.
La entrega de licencias no debe ser una rifa cualquiera, nadie tiene derecho a quitar la vida, no me vengan a decir que mejor no practiquemos ciclismo o no salgamos a correr por las calles. Que haya una campaña donde se garantice el derecho que tienen los peatones para cruzar una calle. El sábado conté en Twitter que una “dama” me dijo de todo por el hecho de haberme detenido con mi carro para permitir que algunos peatones terminen de cruzar la calle. Urgente, necesitamos campañas ciudadanas para invocar el respeto.