La situación de la deuda pública argentina ha provocado o recordado la referencia a los “buitres financieros”. Se conoce que luego de una profunda crisis por la mora en el pago de la deuda externa de un país, se produce un “default” o cesación de pagos.
Los títulos en manos de tenedores privados son vendidos con enormes castigo y algunos son adquiridos por entes financieros para apostar a tiempos mejores y, cuando estos llegan, exigen el pago o los demandan judicialmente. Previamente se han asegurado de una jurisdicción externa para cualquier conflicto, ya que, de someterse a la administración de justicia de un país quebrado, equivaldría tal comportamiento no a buitres sino a pájaros enloquecidos. La intensa contienda jurídica del caso argentino en la Corte de Nueva York, ha llegado a extremos de imputar a la República Argentina, un desacato. No se especificó cómo: al Gobierno, a las empresas privadas de exportación o probablemente a las barras bravas de Boca y River. Es probable que el derecho anglosajón tenga efectos prácticos más allá de lo que puede determinarse como una sanción moral; algo similar a la imputación de la comisión de delitos a personas jurídicas como existe en el Ecuador.
La evolución y los vaivenes, el caso argentino, pueden servir de herramienta para hacer una pregunta básica respecto el destino financiero y político del Ecuador: ¿Es China un buitre financiero? Evidentemente no, pues de lo que se sabe no va por los desechos sino que participa del banquete inicial en condiciones ventajosas como son: intereses altos y el pago en petróleo exportado; además, efectos colaterales como contrataciones de trabajadores chinos, nuevas explotaciones o participación en obras de gran infraestructura.
Hay poco o casi nada de parecido con el caso argentino. Mientras los buitres llegan a cobrar judicialmente después del “default”, nuestra deuda con China -36% del endeudamiento externo- es diferente. Prestan sobrepagos inmediatos recibidos de la exportación petrolera. En un solo elemento se coincide: el cobro tarde o temprano. Los buitres por el caso argentino, tienen acordado jurisdicciones externas. En el caso chino, la fluidez financiera es un dogal. Si el perro se inquieta y hace cosas indebidas, la soga se hala y le suspenden la comida.
Siempre hay que recordar que la política económica de la República Popular China responde a la administración de un Estado que ha sabido, con rigor extremo, mantener el orden y el control.
Este tema se lo conoce marginalmente, pues responde a la filosofía de que la información es un servicio público y por lo tanto, regulado de acuerdo con intereses estratégicos o políticos. En estas circunstancias, surge una inquietud. ¿Dependerán los resultados electorales del Ecuador de un factor externo como en el pasado se afirma que lo eran de la CIA o el Departamento de Estado?