Es muy probable que la actual canciller del Ecuador sea elegida para la presidencia de la Asamblea General de Naciones Unidas para el periodo 2018 a 2019. Por tradición y acuerdo de los miembros de la organización el cargo por un año es rotativo entre los países agrupados por continentes. Ahora le corresponde al grupo de América Latina y el Caribe; por ende, la designación es por países y la única competencia conocida es la embajadora de Honduras ante la ONU, Mary Elizabeth Flores Flake. La campaña para dicho cargo ha sido intensa por parte de la canciller ecuatoriana y en esta oportunidad es posible que incidan aspectos políticos más que profesionales de la carrera de la diplomacia o el derecho internacional.
No debe descartarse en esta oportunidad que la designación, aun en el corto espacio de gestión, de lugar a que confluyan elementos geopolíticos del escenario mundial. La identificación de la candidata ecuatoriana con el socialismo del siglo XXI es evidente y particularmente con el chavismo venezolano y su actual representante. Esto presupone, en el caso de verificarse, posibles entredichos con las potencias occidentales encabezada por Estados Unidos y la Unión Europea. Del otro lado es distinto; aclarando, con Rusia y sus nuevos satélites, los islámicos radicales, países africanos socialistas y, en cuanto votos, las islas países del Caribe nutridas del crudo venezolano.
Para el gobierno del presidente Lenín Moreno la situación nacional y externa es compleja. En el primer caso la salida de la canciller no implica un cambio radical o profundo de la integración de la estructura ni integración de ese ministerio que está sembrado ideológica y políticamente desde hace diez años. Con el posible reemplazo se podrá identificar el rumbo ministerio que lidera nuestra política internacional. Es muy difícil que se repita lo del ministerio de Defensa en el cual la designación de Osvaldo Jarrín significó un cambio inmediato del rumbo.
Las relaciones internacionales son apreciadas por la normalización con Estados Unidos y la Unión Europea, pero de difícil compresión con el gobierno venezolano del cual el gobierno ecuatoriano no ha podido desprenderse del chavismo de la época del presidente Correa.
Por eso, para sustituir a la próxima presidenta de la ONU, si el gobierno quiere avanzar en una línea de independencia respecto al pasado, no solo va a requerir de un Ministro si no de un equipo profesional que planifique la gestión diplomática y política en una escenario continental y mundial muy complejo y variable. Por ejemplo, ¿cómo evalúa la situación de la República Argentina con su pedido al FMI? Siempre hay que remojar las barbas. ¿Cómo interactuamos en el escenario mundial de un precio del petróleo en alza muy pronunciada? Y, ¿Cómo evaluaremos al nuevo gobierno colombiano; ¿también, ¿qué antibiótico será recomendable para amortiguar la reelección venezolana?