La última encuesta de Consultores 21 arroja un empate real entre Chávez con 45.9% de los votos y Capriles con 45.8%. Chávez tiende a declinar y Capriles a ascender. Otro dato clave medido por Alfredo Keller: entre un 16 y 20% de los encuestados ocultan o tergiversan sus intenciones de voto.
Como me dijo Eric Ekvall, asesor político afincado en Venezuela: “el flaco Capriles se ha convertido en un candidato extraordinario. Donde llega, arrasa..Transmite una imbatible imagen de juventud, seguridad y decencia. Chávez, en cambio, está física y políticamente agotado y apagado. Después de 14 años de mentiras ya no le creen. El incidente de la hidroeléctrica en el que los obreros lo callaron con sus gritos ante las cámaras de la televisión es ejemplo de la percepción popular”.
Los venezolanos poseen razones para sentirse insatisfechos con Chávez. Al preguntarles por el principal problema del país, casi unánimemente responden: “la inseguridad”. Los asesinatos, secuestros exprés y extorsiones forman parte de la aterrorizada vida cotidiana.
“El problema -según Ekvall- es que Chávez no reconocerá la victoria de Capriles. Prepara un fraude monumental basado en la manipulación de las computadoras. Hay dos millones de votantes virtuales inexistentes, que pueden distribuir a su antojo la noche de las elecciones, como ya hicieron en el referéndum revocatorio de 2004. Esa consulta la perdió Chávez 59 a 41, pero sus técnicos invirtieron los resultados. Las elecciones por computadoras son el medio ideal para el fraude”. Me entrega el ejemplar de noviembre 2011 de la revista Statistical Science. Trae seis estudios de matemáticos demostrando por qué y cómo Chávez perdió esa consulta y alteró los resultados. Mientras en la última década la población creció un 14%, el Registro Electoral lo hizo un 58%. Ahí se cocina la trampa.
La manera de “vender” el fraude, según este experto en procesos electorales, la inventó el PRI mexicano hace años. Primero, encuestadores contratados presentan resultados falsos que “demuestran” la abrumadora preferencia por Chávez. Segundo, la propaganda gubernamental lo machaca, mientras mensajeros de alto rango comunican los resultados previstos a los centros de poder internacionales. Tercero, los resultados se ajustan a las previsiones. No hay shock cognitivo que despierte sospechas. Ocurrió lo que, supuestamente, afirmaban las encuestas.
“¿Hay manera de evitar esa estafa monumental ?”. Ekvall me responde: “solo si Capriles logra reclutar 200 000 activistas dispuestos a custodiar resultados de las 150 000 máquinas de votar. Y si él y sus partidarios están dispuestos a no dejarse robar.