El error humano de Chávez -olvidarse de los chequeos médicos- triplicó la dimensión de la escena dedicada al Coronel, que sí tiene quien le describa, siempre, por cierto, con una polarización rotunda.
Unos a su favor y otros en su contra, en todo lo que haga, diga, goce o sufra. “Si, un gran error mío”, acepta con lógica amargura.
Talvez fue por descuido o posiblemente por la suma de triunfos que dieron paso al convencimiento de ser fuerte e invencible, olvidando que el cáncer es irrespetuoso y aleve. Su compadre Fidel fue el testigo conmocionado del diagnóstico de junio del 2011 y desde entonces los Castro le brindan todo lo que necesita -comenzando por el secreto- a fin que el enfermo tenga fuerzas para continuar en el mando y apoyándoles por algunos años más.
La escena del sábado 8 de diciembre del 2012, en Caracas, a las diez de la noche, fue singular y muy vista en el mundo.
El presidente Chávez aceptando que volvieron a aparecer en su cuerpo las células malignas -aunque la oposición diga que nunca desaparecieron- y proclamando a los cuatro vientos el nombre de su posible sucesor, con todo lo que ello implica, inclusive la perspectiva de un final infausto.
Fue tal la sorpresa que los amigos que le rodeaban no le entregaron -como él pidió- la espada de Bolìvar para ungir al heredero.
Nada más ni nada menos que el canciller Nicolás Maduro, ex sindicalista y busero. El amigo más leal, tanto que jamás ha discrepado ni discrepará en nada, hasta más allá de la vida, como lo proclamó en un discurso de barricada. Pronto funcionaron los balances con los pros y contras del ungido, junto con la pregunta picaresca de si realmente está maduro. Hay varias opiniones pero pre domina una.
Nicolás -sumando virtudes y defectos- se perfila a mucha distancia del carisma y de algunas otras características de Chávez. Además, el caso venezolano -visto desde lo civil y militar- tiene características tan propias y complejas que el pupilo seguramente yace con los nervios de punta pensando en el futuro.
Los problemas del país millonario -dicen los especialistas- superan a los ingresos y el panorama se ha vuelto de pronto incierto, con varias versiones de trasfondo.
En todo caso, la salud del Coronel abre incógnitas para el futuro. Su triunfo último fue meritorio pero -pese a que según las normas del socialismo del siglo 21- aplicó todo el peso de la maquinaria estatal, no fue contundente y un cuarentón burgués pero trotador le dio lucha, logrando una diferencia de 10 puntos. Lo que hizo Chávez en la campaña tuvo todos los signos de un imprudente esfuerzo, despreciando los consejos de los médicos. Lo que viene es una incógnita y algo -o mucho- va a pesar la votación que hoy obtengan en el estado de Miranda los candidatos a gobernadores Elías Jaua, el ex vicepresidente, y Henrique Capriles.
Chávez hizo otro esfuerzo y dio el sábado un apoyo moral a Jaua.