Desde que comenzó a expandirse fuera de China, el nuevo coronavirus que fue bautizado con el nombre de covid-19 ha ido tomando la forma de un ‘cisne negro’, un término que hace referencia a los eventos que tienen una probabilidad casi nula de ocurrir y, por tanto, quedan fuera de los análisis de riesgo que hacen gobiernos o empresas.
La epidemia del covid-19 ha puesto nuevamente en la palestra al investigador Nassim Nicholas Taleb, autor de la teoría del ‘cisne negro’ y de varios libros que abordan la incertidumbre. Taleb puso en escena el descubrimiento de cisnes negros en Australia, en el siglo XVII, lo cual revolucionó la clasificación zoológica occidental, que se basaba en la idea de que todo cisne era blanco, por definición.
Con eso cuestionó las proyecciones que hacen los futurólogos, que se concentran en ver cisnes blancos, es decir, temas que son conocidos e incluso medibles, porque han ocurrido en el pasado y permiten hacer proyecciones con modelos matemáticos, aunque con un margen de error, que también es medible.
Pero cuando se habla de ‘cisnes negros’ no existen antecedentes y, por tanto, los efectos se pueden cuantificar únicamente después que suceden.
La historia está llena de ‘cisnes negros’, de hecho hay uno por cada revolución que ha cambiado la historia de la humanidad, para bien o para mal: el nazismo, la caída del muro de Berlín, la irrupción de Internet, etc.
Cada año, varios analistas se encargan de visualizar posibles ‘cisnes negros’, es decir, riesgos que no figuran en el radar y que podrían tener un potencial devastador en la economía mundial.
Hasta el año pasado, el covid-19 no estaba entre esos riesgos o al menos no tenía suficiente difusión. Sin embargo, las epidemias en general vienen figurando como un riesgo latente para la humanidad. En el 2016, por ejemplo, analistas consultados por la BBC identificaron seis ‘cisnes negros’, entre ellos, los desastres climáticos y las epidemias. En otra publicación de Quartz del mismo año, expertos señalaron que el agente con mayor probabilidad de causar la próxima pandemia será un virus ARN, responsable de la gripe, el MERS, el ébola, el SARS, la poliomielitis y el VIH, entre otros.
Pero en el caso del covid-19, si bien encaja dentro de posibles epidemias, nadie anticipó su magnitud, ya que las epidemias en los últimos años han sido focalizadas. Ahora que se globalizó, el nuevo coronavirus generó un pánico en las bolsas de valores del mundo, derrumbó el precio del petróleo y disparó el precio del oro.
En caso que exista una pandemia por el covid-19, el impacto podría ser una recesión económica global.
Las reacciones de pánico que se observan en estas semanas son racionales, según Taleb, porque evitan que ocurra lo peor. Para amortiguar el golpe será necesario que la población tenga información confiable, transparente y oportuna, lo que pondrá a prueba los sistemas de salud de cada país.