Abril del 2020 fue un mes atípico en Ecuador, entre otras cosas porque el precio del petróleo se desplomó hasta niveles de USD 11 por barril, en el caso del crudo Napo, y de 17 en el crudo Oriente. Pero, además, por primera vez en más de una década el Gobierno obtuvo utilidades por la venta de derivados, es decir, los consumidores pagaron un precio superior al costo real de los combustibles.
Los efectos de la pandemia comenzaron a sentirse con fuerza en el mercado petrolero, con una caída de precios a escala mundial. La otra cara de la moneda fue el abaratamiento de los combustibles importados, que tradicionalmente se venden en el país a precios menores que los reales.
Abril fue la excepción. Ese mes, el Banco Central registró 16,4 millones de utilidades en la comercialización de combustibles en el mercado interno, algo que no se había visto en décadas. Pero esa ganancia provino básicamente por la comercialización de gasolinas (USD 25,3 millones); en diésel hubo un saldo positivo de apenas medio millón de dólares, y por el gas se registró un saldo en contra de USD 9,4 millones.
La política de subsidios ocasiona que los precios de los combustibles se mantengan fijos para la gasolina extra, el diésel y el gas de uso doméstico. Solo la gasolina súper tiene un tratamiento diferente, pero su efecto en el mercado es marginal.
En abril, debido a la caída de precios del petróleo, la importación de un barril de gasolina le costó al Estado USD 52, pero lo vendió internamente en USD 68.
En el otro extremo estuvo el gas, cuyo precio el altamente subsidiado. El mismo mes, el Estado pagó USD 21 por el equivalente a un barril de gas de uso doméstico, pero lo vendió internamente en 11.
Desde que el Estado decidió subsidiar el precio de los combustibles, el país ha tenido que destinar grandes cantidades de dinero para cubrir la diferencia entre lo que cuesta importar derivados y lo que obtiene por la venta de combustibles en el mercado interno. Desde que el país adoptó la dolarización, hace dos décadas, se han destinado cerca de USD 30 000 millones a subsidiar los combustibles importados.
La mayor parte de ese monto se registró durante el segundo ‘boom’ petrolero, que empezó en el 2007 y culminó a finales del 2014. Durante ese período el barril de crudo ecuatoriano se vendió en USD 80 por barril, en promedio, aunque hubo momentos -como en junio del 2008- en que el crudo nacional llegó a USD 117 por barril.
Pero el precio comenzó a bajar desde el 2015, llegando a USD 35 en el 2016, el más bajo desde el 2005. Pero ni ese nivel de precios impidió que el Estado dejara de subsidiar los combustibles. Ese año se destinaron USD 628 millones para ese fin.
El precio del barril de petróleo ha empezado a subir desde abril pasado y hoy se vende en alrededor de USD 30, un precio bajo, pero que demandará un subsidio estatal. Ese problema estructural puede cambiar desde julio, cuando empiece a regir el nuevo esquema de bandas de precios.