Está cerrando el año 2019 y algunos indicadores muestran cifras cercanas a cero. El crecimiento económico, según varias fuentes, será cercano a cero, el país habría atravesado un año de estancamiento económico. Una clara manifestación de ese proceso es la baja demanda, un alto subempleo y desempleo, factores que hacen difícil presiones inflacionarias. En ese contexto, la inflación también es cercana a cero, inclusive con varios meses donde la tasa fue negativa, es decir, se registraron algunos meses con deflación. Esto no quiere decir que es mejor una inflación alta, pues eso significaría un deterioro de la estabilidad macroeconómica. Lo correcto es mantener inflaciones bajas acompañadas de crecimientos económicos sostenidos y elevados. Esa es la única forma de generar progreso.
El problema no se limita a los indicadores de crecimiento económico y precios, pues en el sector laboral también se registran tasas cercanas a cero. La mejora de las cifras de empleo es inexistente y, en algunos casos, muestra decrecimientos. Eso quiere decir que el aumento de la población ocupada, o lo que se conoce como empleo adecuado, es igualmente cercano a cero.
El superávit comercial del año es de aproximadamente USD 300 millones si se mantiene la tendencia de meses anteriores, es decir, menos de 0.27% del PIB, porcentaje también cercano a cero. Y, de forma concomitante, el flujo neto de dólares que se mide a través del saldo global de la balanza de pagos que es donde se registran los dólares que ingresan y salen de la economía, por razones comerciales o financieras, también muestra valores cercanos a cero. En otras palabras, no se producen salidas abruptas de dólares pero tampoco ingresos importantes y necesarios de dólares. Esto obviamente está “matizado” por el endeudamiento externo público y privado, sin el cual el financiamiento del sector externo habría mostrado cifras preocupantes. En otras palabras, el sector fiscal y el sector externo siguieron viviendo el 2019 dependientes del endeudamiento externo.
El acuerdo con el FMI era necesario para el país, sin embargo, es insuficiente para resolver la profundidad de los problemas, la mayoría de ellos derivados del desgobierno económico de anterior régimen. El actual Gobierno ha tenido y sigue con la obligación de corregir esos problemas. Por ello, a pesar que el 2020 incorpora otra variable de incertidumbre que es la campaña electoral, el Gobierno tendrá que hacer lo imposible por dejar una economía no solo en cero, sino creciendo aunque sea a ritmos todavía leves, caso contrario, ya saldrán voces que sigan con la cantaleta que los acuerdos con el FMI no sirven para nada. Si esos convenios no se acompañan de otras acciones, obviamente la economía no se recuperará al ritmo que se requiere. Hay que alejarse del cero en los resultados.
Columnista invitado