119 votos por la censura, cero voto en contra, algunos ausentes y una abstención, fue el resultado –en la noche del lunes 12 de marzo del 2018- de la votación de censura en la Asamblea Nacional contra Carlos Ochoa quien como Superintendente de Información y Comunicación fue el ejecutor de los exabruptos, las persecuciones y otros actos de miseria humana de Rafael Correa contra críticos, contradictores, periodistas y prensa no sometida al poder. Y la censura fue por tales conductas. La pregunta: ¿ se extiende la censura a quien se lo identifica como el titiritero?
Lo producido era impensable la víspera del 24 de mayo del 2017, fecha en que se posesionó Lenín Moreno; y, que el Correato unido –aún bajo el nombre de Alianza País- creía que se mantendría en todos los espacios de poder para hacer y deshacer, como en la década que concluía.
Lo sucedido está en la línea del destape que hizo Moreno en entrevista en Chile el reciente fin de semana en el sentido que parecería que Correa preparó todo para el fracaso del gobierno siguiente, a fin de poder retornar como redentor; y, su énfasis en la corrupción de la década pasada, desde haberse legislado pro-corrupción –leyes dirigidas para ese fin-, todos los vicios y secuelas de la contratación pública en ese entorno, el secretismo y hasta raterías, como las efectuadas en SENAIM de pagos a nombres simulados y otros.
A todo lo dicho se agrega el entorno de mafia evidenciado en las recientes intervenciones del Fiscal Baca y del ex – ministro Serrano –luego Presidente de la Asamblea Nacional, no sólo por los cruces de inculpaciones, sino sobre todo por los llamados a “protección”, a ellos mismos, a sus familiares, a posibles testigos, por los riesgos que los maten “o les pongan un kilo de droga”.
¿Prácticas instauradas en el Correato, cuando ambos eran del entorno más cercano del ex presidente Correa?, ¿explican asesinatos y otros hechos de su década? Realmente de terror.
La pregunta es ¿hay propósito de enmienda y decisión de rectificaciones? Un principio religioso es que la confesión sin propósito de enmienda se invalida. Igual en un estado de derecho y de derechos.
En Moreno se percibe la intención de que cambien las cosas, pero en su entorno sigue el peso del Correato, que en parte lo limita y condiciona.
Diez años de simulaciones y de manipulación informativa pesan mucho.
Mientras el Gobierno no se decida a colocar la verdad sobre todas las circunstancias, con establecimiento de responsabilidades, y a incentivar la producción, la inversión y la generación del empleo, con políticas sociales ciertas, no habrá salida en el Ecuador.
El modelo de Correato, pero sin Correa –esto es, sin amurallar la corrupción- es iluso.