Hay fricciones serias entre los chavistas. Diosdado Cabello quiere aplazar la toma de posesión. Aparentemente para darle tiempo a que se cure. Otros opinan que quiere darle tiempo a que se muera. Para él es más fácil maniobrar sin el caudillo respirando.
Es el escenario temido en La Habana. Fidel Castro, quien más sabe sobre la salud de Chávez, el 15 de diciembre, en un texto tipo obituario, despidió en vida a su discípulo y mandó un mensaje a los chavistas. Así concluía: “Tengo la seguridad de que ustedes con él, y aún por dolorosa que fuese la ausencia de él, serían capaces de continuar su obra”. Poco después se anunciaba que el Presidente venezolano tuvo una insuficiencia respiratoria que los médicos consiguieron aliviar.
Mas el pronóstico es que Chávez, salvo algún milagro, hasta que expire, sufrirá frecuentes fallos, como cualquier enfermo de cáncer terminal.
¿Tendrá razón Fidel y los chavistas podrán continuar la obra del líder bolivariano? Pero, ¿cuál obra?
En 14 años, Chávez construyó el Estado más corrupto de América Latina. Según Transparencia Internacional ocupa el número 166 de un total de 176 países.
Caracas, con 130 asesinatos por 100 000 habitantes, es la segunda ciudad más peligrosa del mundo. El nivel de inflación anual, 29%, es el más alto de Latinoamérica y uno de los peores del globo. De país receptor de inmigrantes pasó a ser una maquinaria de expulsión de venezolanos educados y emprendedores: 500 000 marcharon al exterior, 200 000 están en Norteamérica. Sangría incalculable.
Aunque es el país latinoamericano peor gobernado, un 55% de los venezolanos los votó en las presidenciales del 7 de octubre.
¿Por qué? Porque el Gobierno utiliza una parte sustancial de sus ingresos en “gasto social”. Con “misiones” ocupadas de instruir, subsidiar consumo, curar enfermos y distribuir recursos de manera ineficaz, pero generadora de una enorme red de clientes políticos y estómagos agradecidos.
¿Seguirá Nicolás Maduro, heredero designado por Chávez, ese modelo fomentador de corrupción, lucha de clases, antiamericanismo estridente y creciente estatismo?
¿Es ese barullo revolucionario lo que Castro desea preservar, o son los USD 10 000 millones anuales que recibe del Gobierno venezolano por diversos conceptos, según cifras del Instituto de Estudios Cubanos de la Universidad de Miami, incluidos 115 000 barriles diarios de petróleo?
Difícilmente, quien quiera que sea el heredero, continúe esa senda. La deuda venezolana pasó del 35% del PIB en 1998 al 71% en el 2012. Una caída de los precios del petróleo generaría una catástrofe.
Obviamente, ya hay síntomas de que en el velorio del Caudillo comenzará una seria crisis entre sus delfines.