‘Donde debía haber termocunas, para niños que requieren cuidados intensivos”, en el Hospital Regional Gustavo Domínguez de Santo Domingo de los Tsáchilas, “esos niños estaban colocados en cartones y lavacaras”.
Testimonio objetivo –tan dramático que no son necesarios calificativos, ni juicios de valor- que entrega la Defensoría del Pueblo, en su evaluación de la precariedad y de la falta de condiciones sanitarias, con elevado riesgo de agravar las patologías, la morbilidad y la mortalidad en los hospitales de niños en todo el Ecuador.
El presidente Correa, días atrás, expresó que los niños que llegan a terapia intensiva usualmente están muy enfermos y aun en riesgo de muerte, por lo que los medios de comunicación no deben escandalizar con el número de muertos en los centros médicos infantiles del Estado.
Claro que los que llegan a terapias intensivas y requieren termocunas no son los ganadores de concursos de niños sanos, pero es inaceptable que las condiciones de atención en tales centros precipiten la gravedad y la muerte de los infantes.
Correcto será que se sancionen las negligencias administrativas y médicas, en los diferentes centros médicos, pero se amerita inmediatos correctivos, para que no haya más agravados ni muertos como consecuencia de la calamidad que se denuncia que caracteriza a las salas hospitalarias cuestionadas.
El crecimiento del gasto en salud está marcado por un afán constructivo y de equipamiento que merecería alabarse de no estar contaminado -dolorosamente lo está- por sobreprecios y negligencia operativa y funcional.
A lo anterior, se suma la publicidad mentirosa de que la salud ya es de todos, armando escenarios para las tomas de televisión, que en nada se parecen a la realidad de los centros de salud.
Una invitación al presidente Correa para que haya continencia verbal y publicitaria en materia de salud. Quizás a él le informan que todo es una maravilla, por lo que cree en la publicidad que ordena pasar. Que la primera tarea sea trabajar en base del informe de la Defensoría del Pueblo, para que antes de la consulta del 7 de mayo nos cuente cómo se han eliminado los puntos de enfermedad y muerte que han venido siendo las salas médicas infantiles, para convertirlas en espacios de recuperación, salud y vida.
Que la norma sea que todos los equipos médicos de los centros estatales se pongan en operación, o se reparen o sustituyan en semanas, para que no se conviertan en chatarras, a las que les sacan partes y piezas. Dinero no le falta. Inviértalo para dar calidad en salud.Antes que parecer, por la publicidad, hay que ser, por la realidad de la eficiencia y los resultados. En salud, su Gobierno más ha gastado para parecer, y ahí se está quedando. Rectificar es hacer buen Gobierno, Presidente.