Las tensiones que atravesamos en estos días son el reflejo del momento trascendental que estamos viviendo como república.
Los cambios que se están realizando (o intentando realizar) son profundos y estructurales. Debemos ser capaces de sacar conclusiones de todo lo que está pasando.
Y es fundamental que la oposición entienda que ante un poder absoluto la respuesta debe ser igual de absoluta. Ojalá las élites y la gente de bien de este país sean capaces de articular y consolidar una sola voz opositora que permita argumentar y sostener el debate político que propone Correa.
Está en nuestras acciones lograr que estos acontecimientos que estamos viviendo formen parte de la dialéctica que nuestro país requiere y nos demanda.