El Himno a Quito

Soy ambateño radicado en Quito desde hace más de 57 años. Por lo tanto, como decía Alejandro Carrión, también soy quiteño por prescripción mayor extraordinaria.

Mi quiteñidad por adopción me autoriza a opinar acerca de esta maravillosa ciudad. En la sabatina del 17 de mayo, el señor Presidente de la República, refiriéndose a la interpretación del Himno a Quito, descalificó la decisión de que se lo vuelva a cantar con la estrofa en la que se declara a la ciudad como española. La estrofa con la que se reemplazó a la antigua, habla deQuito Luz de América y, para él, Quito no es grande porque España la amó, sino es grande por su espíritu independentista, por los quiteños.

Plenamente de acuerdo, pero la estrofa que se ha cantado siempre, recoge, en síntesis, el sincretismo de las dos culturas: la americana y la europea. “Oh, ciudad española en el Ande, oh, ciudad que el incario soñó, porque te hizo Atahualpa eres grande, y también porque España te amó”. De manera que de lo que se trata es de exaltar los valores culturales y el mestizaje de los quiteños. No se pretende desconocer sus gestas libertarias ni su patriotismo.

A riesgo de que me califiquen de abogado del diablo, me atrevo a sugerir que se canten las dos estrofas y problema solucionado.