¿Narcoestado?
Eduardo E. Jiménez
¿La repercusión negativa de las mafias se refleja en lo acontecido en los centros de reclusión? Aparentemente solo en ese sitio, pero las mafias también conviven con el mundo exterior donde pululan quienes se sienten eximidos de responder a la autoridad pública y es tan evidente lo que afirmo que se proyecta mi aseveración en la explosión imprevista en uno de los radares que detectan avionetas que merodean los cielos ecuatorianos dejando su regalo de Navidad que les da grandes dividendos dejando en soletas la tranquilidad de una nación. Esta debe contemplar absorta el desprecio de vividores que dependen de los demás para sacar provecho personal dejando al margen los derechos humanos de quienes deben compartir el tiempo con explotadores y corrompidos, que corrompen a quienes muchas de las veces no están conformes con una realidad que deben aceptar por la presión de quien solo es un victimario, que hace y deshace con la vida de un ser humano.
La pregunta es: ¿la seguridad de los ciudadanos ecuatorianos y extranjeros es cuidada por la indiferencia de una autoridad pública policial que debe contemplar a un delincuente viviendo, dejando la norma jurídica como ornamento privado de los libros legales donde residen ingentes leyes y normas jurídicas que no se consolidan en una realidad donde el capo se burla de la norma, se burla de las autoridades y se burla de una sociedad donde debemos respetarle?
Cuando los contactos, influencias, amigos y relacionados sean sustituidos por una norma donde se sanciona la impunidad de aquel irrespeto a las mores y a las leyes será el día en que se termine la soberana alcahuetería de alcahuetear a los delincuentes por encima de quienes siendo honestos somos más que una caterva de vividores, que sobreviven en medio de quienes sabemos que delinquen, pero son invisibles para las autoridades que no los ven.
Despilfarro de 1,2 millones
José Agustín Arias Osejo
El nuevo Alcalde elegido en una entramada disputa con el anterior, parece que no considera que estamos en pandemia, que la nueva variante Ómicron está a las puertas de llegar al Ecuador, pues ya está en Sudamérica. No ha servido este argumento para que dicho funcionario tome reparos y prudencia para hacer de las fiestas de Quito, “léase la Fundación española”, del 6 de Diciembre, un derroche de dinero, comparsas, reinas, chivas, licor y todo lo que se une a estos jolgorios, atizados por un cierto sector del periodismo. Quien piensa que estamos en abundancia económica; con salarios al día y con un venturoso futuro, vive en otro mundo. Acabamos de recibir la Ley de Desarrollo Económico, motivo por el que tendremos que ajustar los cinturones para poder cumplir con lo que dicha ley impone.
El Alcalde Guarderas parece que piensa que él se ha convertido en prioste de las fiestas, que el dinero es suyo y no de la población, con derroche incluido.
Me hago eco del artículo muy bien escrito, estructurado y publicado en El Comercio el 2 de diciembre del articulista invitado Alfredo Astorga, bajo el título: ‘Cortanotas’, en el cual expone y da una nota de alarma sobre las famosas fiestas en tiempo de pandemia y crisis económica. Es muy cierto lo que dice Astorga, “………Se organizan 400 eventos,… vivimos tiempos de austeridad y deudas abrumadoras. Gastar más de 1,2 millones de dólares en la farra es una bofetada a la población, a la inteligencia. Las prioridades sociales son muchas y no esperan ……..”. Me pregunto, cuántas obras podríamos hacer con ese dinero? tantos barrios que claman por atención básica para tener una vida digna. Veamos cómo están las calles de Quito, llenas de baches, pozos y claro también con parches, pero hay plata para la farra. Ya veremos los resultados negativos de la pandemia cuando venga el chuchaqui de la fiesta que ahora se han acostumbrado no a “festejar el 6 de Diciembre” sino desde finales de noviembre que comienza con el famoso Pregón y toda la parafernalia incluida.
Bueno es el guanto, pero no tanto!
Vicente Medina de la Bastida
Planta tóxica conocida como: floripondio, trompeta de Ángel. En mi pueblo la utilizaban como bálsamo; y para burlarse de las personas que los veían algo mareados o tambaleándose les decían: “bueno es el guanto, pero no tanto”. ¿Hasta cuándo?, nos preguntamos. Del Carchi al Macará, vemos cómo los buitres y vampiros hacen de las suyas, sin reparos, sea público o privado. En medio de una crisis social, fiscal, económica, sanitaria, laboral, moral y hasta carcelaria; con una pandemia, que los conciudadanos no terminan de entender, que vino para quedarse y convivir. Lo escalofriante, nadie quiere aceptar que estamos jodidos; y que es necesario interiorizar pautas de comportamiento social y de seres humanos comunitarios. La sinrazón alardear de sabihondos y delirar ser intocables a la muerte.
Esta es la realidad, ni más ni menos. Un tambaleante Estado Ecuatoriano, es un país inentendible; y que por ahora sanar sus dolencias es una quimera. Herencia de una soberbia y negligente burocracia correísta, que todo lo hizo de forma deliberada: “dejar hacer, dejar pasar”; y, como consecuencia de una Constitución amañada para privilegio de minorías. Esta es la raíz de hechos inobjetables, entre otros, de la masacre en las cárceles y el narcotráfico. “Nunca olvidar”, fue entonces el eslogan de un excaudillo. Pero que, los llamados a defender y proteger al país y su democracia; sancionando a los sacrílegos vendepatria. Librarse de ellos, echando tierra a la fosa y olvidarse; dejando a la Divinidad el perdón de sus fechorías pecaminosas. ¡Todos huyen!, hasta el Serrano, con qué facilidad ha volado a Miami. Ni siquiera conocemos “Baños de Agua Santa”. ¡Aleluya!
La verdad siempre lleva a las ancas una mentira. “No se puede hacer justicia, donde no se hace justicia”. Los tentáculos de la corrupción han invadido la paz social, nadie se salva. “Se dice que el camino del infierno está empedrado con buenas intenciones”. También se dice, que, en los pasillos de la legislatura y judicatura, dizque, hay feligreses que se encargan de dejar abiertos esos portillos. ¿Sino las barbaridades del defenestrado Yunda no serían el ejemplo? Es imprescindible que el Gobierno imprima confianza, determinación, que asuma los riesgos como primer ciudadano con convicción, para que el país sobreviva. ¡Así sea!
Tierra de nadie
Adelaida Vera
El mes pasado fuimos invitados por unos queridos amigos a San Clemente, provincia de Manabí. El lugar muy bonito, la casa queda justo al lado de una caleta (pequeña ensenada) donde se ubican los pescadores con sus “fibras” para salir a diario a pescar. Salen muy temprano y regresan ya en la tarde. Hacía mucho tiempo que no veía esta labor. Son personas buenas, trabajadoras, luchadoras, de buena fe.
Uno de esos días estábamos en la playa tomando sol y viendo cómo salían una a una a la pesca diaria. Prácticamente salieron todos.
Un señor que estaba en otro grupo, entró al mar y se bañaba plácidamente. De repente vemos que una de esas “fibras” volvía a gran velocidad y le dimos aviso al señor para que salga, pues parecía que le iba a pasar por encima, pero el señor no se dio ni cuenta. La “fibra” salió del mar y entró en la arena a gran velocidad, ahí paró. ¿Qué ocurrió? Me pareció muy inconsciente que el pescador regresara así. Le pregunté a otro de los que estaba allí y me dijo, seguramente lo siguieron los piratas para quitarles el motor, la “fibra”, matarlos, lanzarlos al mar… o qué se yo.
Le pregunté a este pescador que me dio esas razones si no había control, el Alcalde o la máxima autoridad del lugar para revisar, controlar, chequear, vigilar las playas y a quienes salen por su sustento y me dijo que es tierra de nadie, que no hay quién los respalde o cuide. Que ellos para sacar licencias para poder pescar y hacer ese trabajo tienen muchas trabas, les piden un documento, otro, y otro más…
Mi provincia que es maravillosa por sus lugares, su comida, su gente… se ha convertido en un lugar donde no hay control, parece que las autoridades no existen.
Pido a quien corresponda en el Gobierno que soliciten a las autoridades encargadas de estas ciudades que cuiden su mejor patrimonio: su gente.
Si queremos que el turismo aumente, que nuestro país sea un lugar donde muchos quieran venir, conocer, visitar, hay que resguardar las pequeñas y grandes ciudades. Falta seguridad para los ciudadanos y para quienes vienen de afuera.