Sebastián Mantilla B.

La carrera a la presidencia

Luego de la publicación del decreto ejecutivo No. 741 por parte del presidente Guillermo Lasso, en el cual se recurrió al mecanismo constitucional de la muerte cruzada (cierre de la Asamblea y fijación de fecha para los nuevos comicios) sorpresivamente han comenzado a aparecer una multitud de candidatos que buscan llegar al Palacio de Carondelet.

En pocos días casi se completa la docena: Luisa González (ex asambleísta del correísmo), Alvaro Noboa y su hijo Daniel Noboa Azín, Andrés Arauz, Carlos Rabascall, Jorge Yunda, Leonidas Iza, Jan Topic, Otto Sonnenholzner, Yaku Pérez, Eduardo Maruri, Fernando Villavicencio… Y es de esperar que, en un país tan pequeño pero con aproximadamente 300 organizaciones políticas, los candidatos presidenciales lleguen tranquilamente a un número de veinte.

Lo preocupante no solo radica en el número excesivo de candidatos sino en la falta de preparación de la mayoría de ellos. Y nuevamente se recurre a uno de los vicios de nuestra política: buscar al candidato más popular o que tenga más llegada en el electorado con la finalidad de asegurar el triunfo, pero no necesariamente un buen gobierno y, sobre todo, pueda contribuir a solucionar los grandes problemas de la gente.

Y aunque tenemos un Código de la Democracia y reglamentos con una serie de vacíos y errores, son las propias organizaciones políticas las que deberían ser las que seleccionan rigurosamente a los candidatos para evitar que pasen situaciones bochornosas como lo que hemos sido testigos con la pasada Asamblea Nacional. Es decir, asambleístas impresentables. Sin el mínimo grado de preparación, experiencia y solvencia moral. Lo peor que tenemos como sociedad.

Sin embargo, da la impresión que las organizaciones políticas no han aprendido nada. Nos seguirán presentando candidatos mediocres y tendremos que votar por el “menos peor”. No han recapacitado y se han dado cuenta que son el filtro y el medio a través del cual se puede mejorar la calidad de la representación y de la democracia como tal.