Michimercio cayó rendido ante la última sensación viral: el pez diablo. Ese rostro de ultratumba, esos dientecitos coquetos, esa mirada perdida en la inmensidad del océano… era amor a primera vista. Y no solo Michimercio, ¡todo Internet se derritió por él! Pero como en toda historia trágica, el pez diablo nos dejó demasiado pronto. La naturaleza nos recordó que en las profundidades abisales, el romance es tan efímero como el WiFi en el metro. Michimercio, con el corazón roto, maulló al infinito: “Pez diablo, fuiste la estrella fugaz de mi timeline”… y se fue a ver gatitos para consolarse.