Quienes eligieron al joven Daniel Noboa improvisaron un jefe de Estado, que sabiendo que habría una crisis hidrológica no hizo nada por mantener, reparar y poner en operación a las plantas termoeléctricas existentes, ni conformó un equipo técnico competente, entregando la solución a ministros encargados e improvisados, afectando así a todos los ecuatorianos.
El tamaño de la crisis es tan grande, que reclama políticos superiores para gobernar. Estamos en recesión económica y en estado de inseguridad irreversible. Si seguimos así, sin hacer nada importante, vamos a colapsar y a afectar más a poblaciones numerosas.
El Presidente Noboa que fue elegido sorpresivamente, no ha estado preparado para gobernar un país en retroceso desde hace una década, sumido en una violencia inusitada que está sembrando el terror en ciertas poblaciones y causando miedo masivo en la población.
Los otros candidatos no tienen las calificaciones intelectuales ni la experiencia indispensable para hacerse cargo de un país complejo. Hay una candidata del correismo que no da la talla para ser gobernante de nuestro país, pues solo persigue la impunidad de los ex dirigentes convictos, por lo que el pueblo rechazaría un nuevo fracaso correísta. La mayoría son aspirantes que se saben perdedores por su condición de improvisados e incompetentes y porque no han podido crear un partido político serio, con principios viables para la gestión pública.
Entonces es de desear que de entre los 16 aspirantes haya uno que siendo equidistante de los extremismos políticos, entienda que gobernar es difícil y sacrificado, debido a la pobreza y descomposición política nacional. Quien gobierne el próximo período debe saber cómo encausar al país a una etapa de productividad total y general, que sustente una recuperación auténtica basada en sus propios medios y no en el endeudamiento, que es un dogal que sojuzga nuestros anhelos.
Este candidato debe tener experiencia en gestión pública y contar con un equipo de trabajo competitivo para gobernar y no solo disfrazarse de Rambo. Debe saber que tiene que abandonar el populismo irresponsable, porque gobernar no es perdonar las deudas al Estado, no recaudar lo que se debe ni regalar los combustibles o el costo de la energía eléctrica.