Cosas de la vida. El 2 de marzo, Solca lanzó un S.O.S.: afirmó que la institución atravesaba por circunstancias sumamente graves, que ponían en riesgo la continuidad del tratamiento de los pacientes con cáncer en el Ecuador.
La razón esgrimida fueron las deudas de más de USD 40 millones con sus proveedores e iliquidez para pagar a médicos y personal, como consecuencia de que no se le habían transferido los recursos recaudados a través del impuesto de 0,5% para el tratamiento del cáncer, así como por el no pago de planillas por parte del Ministerio de Salud y de tres institutos de seguridad social.
La misma Solca hizo la cuenta de las deudas: USD 130 millones.
Los medios, como cabía, se hicieron eco de esta penosa noticia de la única manera en que pueden hacerlo: ir a Solca para constatar la denuncia y tratar de proyectar el impacto que un desfinanciamiento como el señalado pudiera tener para la entidad en el mediano plazo.
Además, contrastar la información con los responsables del supuesto desfinanciamiento, a sabiendas de lo difícil que resulta en estos últimos años acceder a la información, incluso de interés público.
El tema, por su sensibilidad, provocó una serie de reacciones y opiniones y pasó a formar parte de la agenda de comunicación gubernamental, ¡y de qué modo! Sería interminable resumir los argumentos a favor y en contra que, por lo demás, las personas medianamente informadas han escuchado o leído en estos días. Más todavía, cada uno de nosotros tiene una opinión formada sobre este asunto.
Pero las cosas no iban a quedar ahí.
El capítulo más reciente, no el final seguramente, es un comunicado de Solca, del 9 de marzo, en el cual señala que han sido informados por la Ministra de Salud sobre la predisposición del Presidente de recibir a los directivos para resolver los problemas de financiamiento pendientes, y que el Gobierno ‘ha transferido en estos días USD 15 millones correspondientes a la asignación presupuestaria del primer trimestre del año 2016’, igual que el IESS ha realizado abonos.
¿Y sobre los 130 millones, qué? ¿Colorín, colorado, que este cuento se ha acabado?
Por supuesto que no. Desde la lectura política del poder los medios que buscaron la noticia y sus consecuencias, aun en medio de las limitaciones de información, no obraron bien y deben asumir las consecuencias del supuesto ‘periodicazo’. ‘Todos mintieron, y ahora que la misma Solca lo aclara, callan’, fue el argumento esgrimido en el enlace de ayer.
Ya sabemos quiénes pueden declararse ganadores de este episodio; de los supuestos perdedores, resulta casi ocioso hablar. Pero es un triunfo pírrico, por cierto, porque desde un lado al parecer no interesaba la verdad sino el resultado, y desde otro el tema era útil para desviar la atención sobre los problemas de fondo. Salud, triunfadores de la semana.