Clemens Fuest
Project Syndicate
El próximo gobierno alemán enfrentará desafíos de política económica en áreas clave: digitalización y automatización, cambio demográfico, globalización, cambio climático e integración.
Con respecto a la digitalización, Alemania tiende a fluctuar entre el entusiasmo excesivo por expandir las redes de fibra óptica y el miedo al impacto de los nuevos modelos de negocios ampliamente desregulados.
Pero los responsables de las políticas económicas en Alemania no deben responder a esos sentimientos con reacciones impulsivas. Desplegar una red de fibra óptica a nivel nacional, en lugar de simplemente brindar servicio a los residentes locales más necesitados, sería costoso e ineficiente. Y los políticos deberían concentrar sus esfuerzos regulatorios en garantizar que no se interpongan obstáculos a los modelos de negocios digitales sensatos y a la inversión privada. Con la digitalización viene la automatización y la robotización que, muchos temen, conducirá a pérdidas de empleos. En consecuencia, hoy uno suele toparse con propuestas para un ingreso básico universal incondicional que deberá ser pagado con un impuesto a los robots.
Sin embargo, una respuesta de esa naturaleza sería un error terrible -una capitulación a los desafíos que enfrentamos-. En lugar de que una enorme porción de la población dependa de transferencias ganadas por otros, los líderes deberían asegurar que todos los trabajadores reciban la capacitación para buscar oportunidades en el mercado laboral futuro. La población que envejece y la fuerza laboral menguante crearán una escasez de mano de obra en los próximos años. Ahora bien, en lugar de aprovechar la oportunidad, los responsables de las políticas en Alemania han estado preocupados por la eliminación de la mano de obra calificada en general. Estos temores no tienen sentido. En 1900, el 38% de la fuerza laboral trabajaba en la agricultura; en 2000, sólo lo hacía el 2%. Y, aun así, la automatización a gran escala de la agricultura no se tradujo en un desempleo masivo.
La transformación demográfica de Alemania tendrá implicancias significativas para las finanzas públicas, y para su sistema de seguro social. Pero, en la reciente campaña los dos principales partidos políticos de Alemania descartaron propuestas para elevar la edad de jubilación a los 70 años, aunque existen buenas razones para hacer precisamente eso. Elevar la edad jubilatoria para apuntalar un esquema de pensiones establecido suele denunciarse como algo injusto, porque no se puede esperar que la gente con empleos de exigencia física, como enfermeras y trabajadores manuales, trabaje hasta los 70 años. Ese es un problema que debería resolverse con salarios más altos y seguro por discapacidad, no con seguro de pensiones. Además, un retiro temprano puede seguir siendo una opción, siempre que se lo rebaje como corresponde.