Cambio de Alcalde

Ha llegado la hora de cumplir con la aspiración de más de un 60% de la población de Quito, capital de todos y todas los y las ecuatorianas. Nos llegó el cambio del gobierno local, como a muchas otras ciudades en el país. Ahora, esperamos palpar, que el Gobierno, que dice llamarse de todos y todas, los ecuatorianos y las ecuatorianas, sea el mayor apoyo, no solo para Quito, sino todas las otras ciudades y pueblos que decidieron libremente, a través del voto popular y democrático, alejarse de un destino y buscar, esperanzados, otro camino.

Necesitamos la energía positiva de un pueblo por su ciudad, la entrega para inteligentemente, apoyar a nuestro nuevo Alcalde. Que su preparación, tanto humana como profesional, su juventud y el ímpetu de trabajar se transformen en una energía de la mayoría. Con la libertad de aprobar o criticar su labor, si ésta, en un tiempo prudencial, no demuestra un cambio positivo. Repito, sin miedo, para que este cambio se dé, es indispensable el apoyo incondicional y cierto del máximo poder nacional, así como lo recibieron y reciben todos aquellos alcaldes que son de Alianza País.

Este no es un país sectorizado por preferencias políticas, pues, sin cansancio, nos repiten que es el país de todos y todas y, eso quiere decir, con tarjeta de afiliación al partido gobiernista o no. La capital como ninguna o, como todas, se merece la atención principal de un gobierno que, además, habla del turismo que entra principalmente por Quito.

Estamos atentos a la dirección que tome el nuevo gobierno local con un equipo de hombres y mujeres de primer orden, profesionales capacitados en los diferentes campos de acción.

Turismo mantendrá su ritmo aunque creo que ahora se aliará más y con decisión con la empresa privada, de donde proviene su directora. El Metro se construirá o no, pero alguien velará sobre todo por el interés de la ciudad y no de los votos que este pueda producir. En seguridad y, ojalá también en lo que se refiere a los agentes metropolitanos de tránsito, hay un hombre de experiencia que ha dejado su marca y, estoy segura, capacitará a los agentes para dirigir el tráfico y no ser parte del caos, les prohibirá el uso de los celulares en las esquinas donde el chat es el que recibe las señales y no los conductores ni los peatones.

Ojalá apaguen las luces rojas y azules, como adorno de camión en todo momento, y las utilicen únicamente cuando estén atendiendo una emergencia. Para los grandes proyectos hay un joven hombre de principios inamovibles y convicciones de corazón con fuertes ganas de servir y bien a la ciudad, su secretaría, será, sin duda, una que marque el paso de la urbe.

En temas humanos está una mujer de fuerza inquebrantable y trabajadora como ninguna, quien defenderá a las minorías, a la mujer, a los niños, las culturas urbanas. En todos ellos creo, yo con su líder a la cabeza, tanto, como creo en mi ciudad, la que me vio nacer y a la que serví y la que creo que se merece un futuro en el que la politiquería ni el egoísmo vanidoso de los que hoy dudan si Quito, por tener un Alcalde que, simplemente, tiene entre ceja y ceja servir sin importar su ideología política.