Una bolsa de tostado no puede competir con un caldo de patas en cuanto a curar una resaca. La sagrada sed del oro no debe competir con algunas parábolas, dichos y denuncias de Jesús, el Señor y el Profeta.
“Nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo, porque lo añadido hará encoger el vestido y el desgarrón se hará mayor. Tampoco se guarda el vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, se pierde el vino y se estropean los odres”: Mt 9.15 LGTB ¿Reformar ciertos preceptos constitucionales cosiendo textos nuevos a la asfixiante constitución del año 2008? ¿Guardar vino democrático en odres dictatoriales? El hacerlo será perder el tiempo, dar lugar a interpretaciones confusas, fomentar la corrupción. Fuera la Montecristi, todo sea bien pensado y bien escrito, conciso, breve y claro.
“¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidan lo más importante de la ley: la voluntad de Dios, la misericordia y la fe” … “¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados por fuera, su apariencia es hermosa, pero por dentro están llenos de huesos de muerto y podredumbre! Mt 23 17.
¿Combatir la corrupción? Y escriben una ley inútil. Ven que entran a un cargo público importante y salen poderosos caballeros don dinero. Y no legislan a que pruebe el origen de su fortuna, porque tiene el derecho humano a su inocencia. ¿Miedo? El palacio de los derechos humanos camufla en este caso la podredumbre del ladrón que exhibe su fortuna.
Castigan en la Asamblea el anís, la menta y el comino; pero no castigan la curul mafiosa. Quieren castigar las conversaciones privadas indiscretas hechas públicas por accidente. No tienen, sin embargo, comprensión de que las identidades LGTB son errores o riquezas de la cadena genética que en la teoría de la ley natural deben tener cabida. Y, por tanto, la ley positiva está obligada a reconocer a LGTB los mismos derechos de que goza el colectivo más numeroso del conglomerado humano.
La despenalización del aborto es un acto de inteligencia afectiva que rompe los privilegios de madres acomodadas, y comprende la sangrienta miseria del aborto de las madres pobres. Las unas van a clínicas lujosas o al menos decentes de países sin delito penal en la materia; y las madres pobres van a antros oscuros y por ello, a veces, terminan en la cárcel. Tal vez el estilo de la presente columna sea injusto por la generalización de la forma. Una forma retórica y pedagógica que describe una atmósfera y no acusa sino al implícito culpable.
Aquí vienen bien unas bienaventuranzas del papa Francisco: “Bienaventurados los que soportan con fe los males que otros les infligen, y perdonan de corazón”. “Bienaventurados los que miran a los ojos de los descartados y les muestran cercanía”. “Bienaventurados los que protegen y cuidan la casa común”.