No caer en tentación

Estamos en una pavorosa iliquidez. Las empresas y quienes trabajan por cuenta propia están en cuarentena, no producen, no venden, no cobran.

Sin plata, tienen que pagar el impuesto a la renta de 2019, utilidades de los trabajadores, sueldos, IESS. A un gran número de empleados en jornada incompleta se les descuenta el 25% del sueldo, otros son despedidos. Al Gobierno se le desmorona el precio del petróleo, se averían los oleoductos, cae la recaudación por IVA con la cuarentena, se imposibilita concesionar activos, tiene gastos no previstos en salud y apoyo humanitario. El hueco fiscal se agranda.

Privados y Gobierno piden apoyo uno al otro. Los privados, reducción o diferimiento de impuestos: en otros países hay compensación estatal para pagar sueldos. El Gobierno por su parte quiere aumentar impuestos.

Ninguna de las dos cosas es viable. Tanto empresas como sector público tienen que ver cómo recortan gastos, algo que el Gobierno tiene en agenda pero se resiste a hacer.

No hay capitales ni públicos ni privados en el país. Hay que buscar apoyo de las multilaterales. Tendrá que venir dinero de afuera. El Ecuador está al borde del abismo, y el resto de la región viene atrás.

Los ex presidentes más prestigiosos de América Latina, encabezados por Cardoso y Lagos, hacen un llamado a que el Fondo Monetario funcione como banco central de América Latina, poniendo a disposición de los países 1 billón (1 seguido de 12 ceros) de derechos especiales de giro. Eso equivale a USD 1,3 billones. Ecuador es algo menos del 2% de la economía latinoamericana, por lo que de prosperar esta iniciativa le tocaría alrededor de USD 27 mil millones.

Por lo pronto el Fondo está prestando por la emergencia USD 11 mil millones a Colombia de una línea de crédito flexible. El presidente Moreno debe dirigirse a su amigo el Presidente Trump y a la directora general del FMI requiriendo tratamiento similar a Colombia. Pero para eso tiene que actuar con decisión para superar la crisis fiscal, a lo que le ha dado largas: recortar rol de pagos, fin al subsidio a gasolina y diesel. El FMI no prestará si considera que los fondos irán a parar a saco roto.

Conseguir crédito multilateral es la vía, no hay otra. Es preocupante que siga escuchándose a los que proponen atajos. El correísmo en la Asamblea plantea que el Gobierno confisque nuestra plata que la banca tiene depositada en el Banco Central, y hay ilusos que lo acolitan. Otros plantean una moneda paralela, que recuerda a los patacones de Argentina. Estas medidas solo logran saciar momentáneamente la voracidad fiscal, a costa de la salud del sistema financiero. Son pan para hoy y hambre para mañana. No son alternativa al ajuste.

Señor, no nos dejes caer en la tentación de eludir responsabilidades y fundir la economía, y líbranos de todo mal.

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