La acción del vicepresidente saliente Lenín Moreno evidencia una de las buenas obras que sí existen y que el periodismo ha destacado en sus seis años y cuatro meses de labores. Primero logró visibilizar y poner en primera línea un problema latente de los discapacitados y luego desarrolló una tarea encomiable a lo largo del país, a través del programa Manuela Espejo, que rebasó nuestro territorio y fue destacado en el mundo.
Moreno desarrolló la obra, a momentos de manera silente y sin tanta propaganda oficial, que se evidenció en quienes han logrado atención y pasaron a formar parte de una sociedad que debe reconocerse ha sido indolente, que había hecho poco por este sector abandonado. Evidentemente, trabajó con un ambiente favorable y el respaldo político y económico del Ejecutivo, sin lo cual no se podía avanzar como lo hizo.
La gran diferencia es que el hoy Exsegundo Mandatario dejó muchas lecciones democráticas, además de la obra y la ayuda social. Sin abandonar al proyecto político y a su compañero de fórmula, fue diferente. Abierto al diálogo e incluso a la crítica. A momentos con bromas pero sin insultos, estigmatizaciones ni calificativos peyorativos ni denigrantes. Firme y duro con sus ideales pero respetuoso, delicado y suave con las personas. Decía que eran preferibles las críticas hasta duras y exageradas pero en un ambiente democrático, respetuoso y constructivo. “La crítica constructiva es una asesoría gratuita que debemos recibir con humildad”, reiteró.
A su criterio, los medios de comunicación son parte primordial del diario quehacer de todos y por tanto deben asumir el papel de vecinos de comunidad que apoyan, incentivan y construyen un futuro más digno, solidario y equitativo, lo cual sigue siendo un reto en el que tiene razón.
Estas afirmaciones no desl indan de responsabilidad a la tarea periodística. No se puede evadir que al ser una acción de seres humanos se deslicen errores y a veces en forma reincidente, pero esa no es la regla. Cada cual tiene que responder por su trabajo (esa es la responsabilidad ulterior) pero no se puede poner en el mismo saco a todos, insultar y tildar de opositores. Eso es desconocer el papel de la comunicación en una sociedad. Allí están los casos concretos de corrupción denunciados y que no han sido asumidos oportunamente por los organismos de control e investigación penal, con la complicidad de la administración de justicia, que han sido ágiles en unos casos pero negligentes en otros, lo que se refleja en la impunidad y en casos que pretenden hacer olvidar al país.
Quienes están en una función pública tienen la obligación de rendir cuentas a la comunidad del manejo de los recursos del Estado y por tanto expuestos en la vitrina por el ejercicio del poder. Unos no entienden eso pero otros sí como lo hizo Lenín Moreno.