Dos buenas noticias
Lo normal es que las desgracias no vengan solas, pero es raro que las buenas noticias vengan de dos en dos. En este caso la doble alegría vino de la firma del tratado de libre comercio (TLC) entre el Reino Unido y los países andinos.
La primera buena noticia es que la firma de este tratado refleja que la Gran Bretaña sí tiene un “plan B” frente a su caótica salida de la Unión Europea. Luego de que se concrete el famoso “Brexit”, ninguno de los tratados comerciales actualmente vigentes entre los europeos y el resto del mundo va a seguir teniendo efecto para los británicos.
Eso significa que una de las economías más abiertas del planeta se quedaría, en términos relativos, aislada. Por eso, el hecho de que estén negociando acuerdos comerciales con otros países es una excelente noticia para el mundo entero porque el bienestar de una de las diez economías más grandes del planeta, evidentemente, nos atañe a todos. El mundo saldrá ganando mientras menor sea el golpe económico que sufra la Gran Bretaña al salir de la Unión Europea y acuerdos como el mencionado deberían amortiguar ese golpe.
La segunda buena noticia, y la más importante para nosotros, es que, justamente, el TLC en cuestión también se firmó con el Ecuador. Y eso es el resultado de algunas cosas positivas.
El primer tema positivo es que esta firma refleja la voluntad del Ecuador de seguir por la senda de la integración económica. A diferencia del TLC firmado con Europa, que fue adherirnos a lo que ya habían negociado los peruanos y colombianos, en este caso el Ecuador estuvo involucrado durante todo el proceso de negociación y cuando uno es parte de una negociación, evidentemente, tiene más espacio para priorizar temas.
Por cierto, el TLC que tenemos con Europa es muy conveniente para el país, pero habría sido todavía mejor si hubiéramos sido parte activa de la negociación, algo que no fuimos por un tema ideológico del gobierno anterior, aunque ese no es el eje de este artículo.
Finalmente, también vale resaltarse que este es de los primeros tratados “post-Brexit” que se hacen públicos, algo que habla bien de nosotros y de nuestros vecinos, los países andinos.
Es absolutamente clave que los ecuatorianos tengamos claro que si queremos crecer sostenidamente la única opción que tenemos es hacerlo hacia afuera. La economía del Ecuador es, casi exactamente, un milésimo de la economía mundial. Ante eso, podríamos entristecernos por lo pequeños que somos o verlo como una oportunidad.
La oportunidad está en reconocer que más allá de nuestras fronteras hay mercados que equivalen a 999 veces el nuestro y a los que podemos venderles todo lo imaginable. Claro que primero hay que producir esas cosas y ahí es donde todavía estamos fallando.