Dentro de un país tan apasionadamente ‘futbolizado’ como el Brasil, donde cada partido de balompié provoca gozo o causa dolor, no debería sorprender que al tenerse las elecciones generales, dos recordadas estrellas de ese deporte, Romario y Bebeto hayan obtenido sillones legislativos. Algo más debe reflexionarse sobre el diputado federal más votado, un humorista al que se conoce como el payaso ‘Tiririca’ y que surgieran de inmediato dudas si sabe o no leer y escribir, según lo que exigen las normas brasileñas.
Pero el drama, el verdadero drama, es el que se plantea con mira a la inevitable segunda vuelta de los comicios entre los dos aspirantes punteros, cuando la vuelta inicial recién fue ejecutada.
En efecto y tal como las encuestas lo venían pronosticando durante la campaña electoral, la heredera de Luiz Inácio da Silva, el popular y exitoso Lula, o sea la Ministra que fuera de la Presidencia y mujer de confianza de la Administración, Dilma Rousseff, acabó en el primer puesto pero, al no conseguir la mitad de los sufragios, sino el 47%, tuvo que someterse a una segunda vuelta que se realizará el último día de este mes de octubre. Dicho de otra manera, quedó claro que Lula no había logrado endosar su abrumadora aprobación a la heredera, puesto que cómodamente el actual Mandatario rebasa el 80%.
A su vez el contendor del 31 de octubre será el socialdemócrata José Serra, quien registró el 33% de los sufragios y venía desempeñándose como gobernador del gigantesco estado de Sao Paulo. Así están corriendo las dos semanas y media cuando la política electoral se pone al rojo vivo como ocurre siempre en fase de ‘concretarse’ las elecciones entre finalistas y ejecutan los mayores esfuerzos entre los que se quedaron sin candidatos propios, con el fin de alcanzar el apoyo de los indecisos. Pero de nuevo en este caso hay otra singularidad, porque el tercer puesto con casi 20 millones de sorprendentes votos, los obtuvo una candidata que no había tenido destacada actuación en las encuestas previas. Ella es Marina Silva; representa al Partido Verde y conoció las durísimas condiciones de pobreza de los recolectores de caucho en la Amazonía, su madre y dos de sus hermanos, fallecieron de desnutrición. Por supuesto que si la joven candidata anunciare su respaldo a cualquiera de los finalistas, las posibilidades de este mejorarían ostensiblemente.
Y el telón de fondo contra el que se representa el drama de octubre es la evidencia de que Brasil constituye el único de los países iberoamericanos enfilado hacia el papel de potencia en el mundo del siglo XXI. Su territorio es gigante; la población es respetable y la suma de los recursos naturales -muchos de ellos salvajemente explotados- abrumadora y, aunque los conflictos y dislocaciones no se han superado en su totalidad, sí se ha progresado de manera apreciable justamente durante los dos períodos de Lula.