¡Qué puntería! Todos los males juntos en el mes más enfiestado del año. Es como si se hubiera calculado aprovechar de la embriaguez colectiva para, en medio de la anestesia, echar a caminar grandes medidas de consecuencias traumáticas para la población, en un definitivo y poderoso giro a la derecha.
El 3 de diciembre, en fiestas de Quito, una temerosa y desafiante Asamblea, a puerta cerrada, rodeada de cientos de policías armados para la guerra, aprobó reformas constitucionales que afirman, la monárquica reelección indefinida, la mayor concentración de poder del Estado, el cambio de roles de las FF.AA. y la amputación de mecanismos de control contra la corrupción.
El 21 de diciembre, como regalo de Navidad, se puso en marcha la minería a gran escala, el proyecto Mirador, de capital chino, para explotar cobre, oro y plata. Medida extractivista que revitaliza el viejo modelo primario exportador, de probables y significativas consecuencias ambientales, tomada a pocos días de discursos grandilocuentes en París, en defensa de la naturaleza.
Hasta el viernes 18 de diciembre, día en el que se depositó el decimotercer sueldo, locales y centros comerciales funcionaban a medio gas, en una suerte de anuncio de la defunción de un período de delirante consumismo, experimentado hasta hace poco, por los precios altos del petróleo. No fue hasta ahora que mucha gente empezó a sentir que la crisis es un tema cierto, que ya toca la puerta de todos.
Diciembre, más despidos. Cierre de fábricas, cientos de trabajadores a la desocupación, reducción de personal en el sector público. Angustia, depresión y sufrimiento en muchos hogares que viven la incertidumbre del pan de mañana.
Diciembre, mayor represión. Apresamiento y acusación de terrorismo al ciudadano Francisco Sampedro por transportar un borrego de papel, símbolo en las protestas contra el Gobierno a inicios de diciembre en Guayaquil. Privación de libertad a 21 ciudadanos en Quito, por participar en la movilización contra las reformas constitucionales.
Desalojo brutal a familias en Tundayme para facilitar la instalación de la minera china.
Diciembre, intento de mayor control a las universidades. Persistencia en intervenir en la Universidad Andina Simón Bolívar, deslegitimando la legal designación del nuevo rector, doctor César Montaño, quien fue reconfirmado en su designación por el Consejo Superior de la Universidad.
Diciembre, antes enfiestado, se ha convertido en agridulce para algunos y, definitivamente, amargo para otros. Mes de aumento de tensiones, que seguramente algo desahoguen en el clímax de la quema del año viejo.
En este exorcismo de fuego, algunos incendiarán borregos verdes u otros símbolos del poder, como rito de purificación y sanación colectiva, necesario para enfrentar el tremendo 2016 que se viene encima.