En Bolivia el cultivo de coca, la materia prima de la cocaína, descendió un 9% en 2013 y un enorme 26% en los últimos tres años, informó la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc).
Dos regiones -Los Yungas, en el oriental departamento de La Paz, y el Trópico, en el central de Cochabamba – abarcan casi toda la superficie cultivada en Bolivia y en ambas se produjo una importante reducción en la plantación de coca en 2013. El cultivo ilegal en los parques nacionales se redujo a la mitad, a una sola hectárea, según el informe de la Unodc publicado el lunes 23.
La disminución a una superficie de 23 000 hectáreas cultivadas en todo el país es considerada un avance notable, pero se pasa por alto que Bolivia lo logró en sus propios términos –y no los de EE.UU. y con la cooperación fundamental de muchos de los pequeños productores de coca bolivianos.
“Bolivia redujo la cosecha a través de los esfuerzos de erradicación, pero también con la participación de los productores y agricultores de coca”, señaló a IPS el representante de la Unodc, Antonino de Leo.
Lo están haciendo en un clima de participación y diálogo, “lo llaman control social”, añadió.
Desde que llegó a la Presidencia en 2006, Evo Morales, otrora líder del sindicato de cocaleros, comenzó a negociar con los agricultores y sus organizaciones para convencerlos de que si definían metas de cultivo de común acuerdo se generarían precios más altos y un ingreso sostenible para decenas de miles de productores de subsistencia.
De hecho, en 2013, el precio de la coca en Bolivia, que ya era superior al de Colombia y Perú, subió un siete por ciento más, de 7,40 dólares a 7,80 dólares por kilo.
Aunque el valor total de la cosecha de coca se redujo de 318 millones de dólares a 283 millones de dólares, los agricultores en su mayoría ya no viven con el temor de que sus medios de vida sean destruidos por los esfuerzos de erradicación financiados por Estados Unidos, que caracterizaron a la política del país andino contra las drogas durante décadas.
La respuesta militarizada favorece el crimen organizado y los grupos armados y conduce a la concentración de riqueza ilícita. Bolivia permite a los productores individuales el cultivo anual de un cato –una medida de tierra equivalente a 1 600 metros cuadrados– de coca, lo cual es visto como una especie de salario mínimo.
A diferencia de Perú y, especialmente, Colombia, donde la erradicación forzada, las fumigaciones y las confiscaciones son la estrategia para lidiar con la producción ilegal de coca, los agricultores de Bolivia permiten que los funcionarios visiten y midan sus campos -mediciones que luego son verificadas con datos obtenidos por satélite.
Debido a esto, los datos declarados por el Gobierno son muy similares a las cifras que publica Estados Unidos y de hecho en 2012 fueron idénticos. Eso no sucede en el caso de otros productores de la región.
Samuel Oakford
IPS