Bienales

Mil personas andan zombis por la ciudad. Dos semanas de escuchar, mirar, reflexionar, bailar y beber con los cuates. Más de mil personas andamos inspirados, sorprendidos. En dos semanas Cuenca vive dos bienales internacionales, la de arte y la de arquitectura académica; la primera en su edición 12 y 27 años de experiencia, la segunda que apenas nace. Múltiples plataformas de arte, complementarias a la Bienal de Arte, viven intensamente sus propuestas con artistas en residencia de variada procedencia. La ciudad ha sido tomada, seis sedes emblemáticas para la Bienal de Arte, otras tantas por proyectos autónomos. Ambas movilizan cientos de jóvenes en formación, críticos, docentes y curiosos.

Más de 40 propuestas hacen gala de un arte conceptual que indaga a través de distintos medios -video, performances, instalaciones, fotografía- los problemas más acuciantes vividos por la humanidad debido a la voracidad capitalista de grandes multinacionales, otros confrontan sutilmente el materialismo reinante, reclamando atención a lo super y supranatural, a los fenómenos no humanos, o aquellos grupos humanos atrapados por el proceso "civilizatorio", como los huaoranis y sus espíritus sonoros transcritos en canto lírico convencional por Saskia Calderón, ecuatoriana que por primera vez otorga el primer premio al país.

Una Bienal aburrida, declaraba un colega entrañable. Disiento. Esta edición requiere de mucho silencio, paciencia y tiempo por parte de un espectador informado y permeable, listo para reflexionar frente a objetos complejos que demandan multilecturas. Es un "Ir para volver", como se la ha tildado. Creo que la curaduría de Giacoppo Crivelli y Manuela Moscoso es impecable y coherente; un trabajo que apostó por la dificultad y la profundidad de ideas, que no es ni pretende ser espectacular. Que se ha construido in situ, artistas y comunidad de la mano.

Voy para volver, y vuelvo. Ajena a la Bienal, me pregunto si el arte de los últimos años ha perdido oficio, la capacidad de manipular materiales (sólidos o etéreos) más allá de las ideas, y crear diálogos entre ambas o es que la balanza se ha inclinado por la Idea y sigue atrapada en ella. En la Bienal de arquitectura académica, una apuesta por los métodos de enseñanza, se presentan charlas magistrales. Juan Román de la Universidad de Talca habla sobre el proceso de enseñanza a través de talleres ligados a intereses comunitarios, a tal punto bellas obras públicas, provocadoras y a la vez habitables, que uno de los trabajos -"Mil bolsas de basura"-fue invitado a la Documenta de Kassel en el 2012. Los límites impuestos entre arte, arquitectura, música, danza, filosofía, han perdido vigencia. Quizás entendamos nuevamente que somos una serie de correspondencias y que todo está ligado entre sí.

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