Barbarísmos
El idioma español se caracteriza por su riqueza y un continuo aporte de palabras autóctonas de la América hispana. Por ejemplo, “yapa” término aceptado por la Academia de la Lengua, proviene del idioma de los primeros habitantes de la región andina. ¡Y qué decir de “arrarray”, “atatay” y “ananay”, expresiones indígenas incorporadas al español! Se impuso el español, lengua amenazada por cursilerías como hablar empleando el género femenino y masculino a la vez, o palabras en otros idiomas, que nada tienen que ver con nuestras raíces ¡Novelerías!, que de caer en esta corriente no hubiera escrito “novelerías”, sino “snobismos”, que se reflejan, por ejemplo, en la manera de designar al jefe de una compañía: antes se lo llamaba gerente general, hoy “CEO”, pero pronunciando en inglés “ci-i-ou”.
La invasión de expresiones en otra lengua hace perder la identidad de nuestros pueblos. En inglés hay muchas palabras iguales para referirse a distintas cosas. “Fan” se utiliza para ventilador, abanico, hincha. En español no ocurre esto con frecuencia. Pero a pesar de la riqueza del idioma, términos extranjeros ganan terreno. Así, las mujeres se ponían sostén y medias, hoy “brasiers” y “panties”. Los hombres usaban calzoncillos, hoy “boxers”.
La gente corría, hoy practica “jogging”. Se hacía ejercicio en el jardín, hoy en el “spa”. La televisión se la veía en blanco y negro, y nadie cambiaba de canal porque el control remoto no existía. Hoy se ha generalizado el “zapping”. Para entrar a cualquier espectáculo se compraban boletos, hoy “tickets”. La música se la escuchaba de los discos, hoy de los CD´s. Se conversaba, ahora se “chatea”. Antes dictaban conferencias y entregaban poligrafiados para seguir la disertación. Hoy lo que se pone mientras el expositor habla es el “power point”. Antes se enviaban mensajes, hoy “tweets”. Las comunicaciones las hacíamos por cartas, ahora es por “email”. La tensión desapareció, hoy se sufre de “stress”.
Nadie cuidaba la línea, no importaban las calorías. Hoy se consumen alimentos “light”. La ropa se medía en tallas pequeña, mediana y grande, hoy son “small”, “medium” y “large”. Se iba a los almacenes a comprar, hoy a los “malls”. Se aprovechaba los descuentos, hoy los “sales”. Se degustaba caracoles, hoy “escargots”. El gobernante ordena “spots” publicitarios, lo que se conocía como cadenas nacionales. Felicitaban por el cumpleaños, hoy desean “happy birthday”. Los “yuppies”, en mi generación conocidos como jóvenes empresarios de éxito, no se asombran, se “shockean”.
Esto muestra un mundo cada vez más pequeño; es importante mantener el legado de nuestros antepasados, sobre todo en costumbres sanas y en el uso de un lenguaje puro, no contaminado.