Qué verguenza. Si a un banco privado ecuatoriano le hubieran puesto una multa por no implementar los sistemas de control de lavado de dinero, ya me hubiera dado un poco de verguenza. Pero en este caso fue a un banco del Gobierno del Ecuador, o sea, a un banco de todos los ecuatorianos. Y me dio más verguenza.
Si a alguno de los bancos ecuatorianos con sucursal en los Estados Unidos le hubieran puesto una multa, finalmente la habrían pagado sus accionistas. Pero en este caso fue a un banco que es de todos los ecuatorianos. En otras palabras, la multa la vamos a pagar cada uno de nosotros. Dado que son siete millones de dólares, nos toca, aproximadamente, 50 centavos por ecuatoriano.
Si la multa hubiera sido impuesta a un banco privado, con toda seguridad se hubiera despedido a gerente y a los demás responsables de un costo tan alto para la empresa. El accionista del Banco de Pacífico de Miami (PNB por sus siglas en inglés) es el Banco Central del Ecuador. Habrá que ver qué sanciones se les pone a los funcionarios ineptos que le produjeron al país una pérdida tan enorme. Incluso debería pensarse en “repetirles” el juicio, es decir, enjuiciarles para que paguen la multa con su patrimonio personal.
Y esto ocurre cuando tenemos un Gobierno que anda con la cantaleta de que hay que “recuperar el rol de rectoría del Estado en la economía”. Suena bien, pero solo funciona bien si se lo hace correctamente. El problema es que con rectores y rectorías de ese nivel, mejor quedarse desrectorado.
A los siete millones de multa hay que sumarle que el Gobierno ecuatoriano ya le inyectó a ese banco 5 millones de dólares en 2009 y una cantidad similar el año pasado para que pudiera capear los efectos de la crisis inmobiliaria en la Florida. En total se han ido para allá unos USD 17 millones.
Y no sólo el PNB tiene deficiencias en su manejo. Otros bancos, tan altivos y soberanos en su recuperación del rol rector del Estado en la economía, muestran altas tasas de morosidad, es decir, no cobran los préstamos que conceden. Mientras que en los bancos privados, la morosidad promedio a diciembre 2010 fue de 2,3%, en la Corporación Financiera Nacional fue 9% y en el Banco Nacional de Fomento estuvo en 13% (y eso que bajó frente al 2009).
Y esas pérdidas las vamos a terminar asumiendo todos los ecuatorianos. Claro que si no tuviéramos la tal rectoría no habría pérdidas que asumir.
Por suerte, los funcionarios públicos incapaces parece que se limitan al sector financiero. Porque si estuvieran en el sector eléctrico, tendríamos apagones, si estuvieran en el sector económico tendríamos el segundo peor crecimiento de América del Sur y si estuvieran en el sector salud, tendrían una alta mortalidad de recién nacidos. Qué dicha, la ineptitud parece estar limitada.