Balance 2020

El 2020 por fin ha terminado, dejándonos dolor y pérdidas, personales y económicas, y no pocas lecciones de vida, y ha empezado un 2021 lleno de expectativas, con el inicio de la vacunación contra la covid-19, pero con mucha incertidumbre.

Además, se vienen unas elecciones cruciales para el Ecuador porque los elegidos serán los encargados de gestionar la crisis pospandemia. Para mí, además de la presencia de mi familia y el contacto continuo, aunque virtual la mayoría de las veces, con amigos queridos, lo que ha hecho más llevadera esta pandemia ha sido la compañía de buenos libros, de los que hablaré en este columna. Ya habrá tiempo para retomar el análisis político, el que, además, no se puede hacer si no se lee lo suficiente.

Inicié el año con la lectura de 3 escritoras fabulosas, Lucía Berlin y su Manual para Mujeres de la Limpieza; Svetlana Aleksiévich, con Voces de Chernóbil (que luego complementé con la magistral serie); y, Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar. Luego, en lo que quizás haya sido el pico más alto, no de la pandemia sino de las lecturas, me sumergí en la maravillosa escritura de la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, con Americanah y La Flor Púrpura, conmovedores relatos sobre el feminismo, la discriminación y la realidad de un país y un continente de los que poco se conoce.

La extraordinaria Vivir Abajo de Gustavo Faverón, una adictiva novela - laberinto; Mañana en la batalla piensa en mí de Javier Marías, una historia de lo que pudo ser y no fue; Lluvia fina de Luis Landero, trepidante relato sobre la monstruosidad que se oculta a veces en la “normalidad”, y; Los chicos de la Nickel de Colson Whitehead, sobre el racismo inherente en los EE.UU.; son otras lecturas que marcaron mi año, junto, como no podría ser de otra manera, con La Peste de Albert Camus, que nos deja la duda sobre la capacidad de cambio del ser humano frente a las tragedias.

En literatura ecuatoriana, me divertí mucho con El Manual de la Derrota de José Hidalgo y con El Nuevo Zaldumbide de Salvador Izquierdo, y cerré el año con el íntimo y emotivo Cuaderno de la lluvia de Miguel Molina.

La política no podía quedar de lado, tema en el que quiero destacar al politólogo español Pablo Simón y dos de sus obras: El Príncipe Moderno, un manual de ciencia política de claridad meridiana, y Corona, un diagnóstico bien fundamentado del impacto del virus y el confinamiento en las personas, las instituciones y la democracia, complementados con La Democracia a partir de Bobbio de Mauricio Maldonado y Pensar rápido, pensar despacio de Daniel Kahneman.

Algunas lecturas se quedan sin nombrar, pero para mí estas han sido las mejores. Ojalá le ayuden a sobrellevar el duro año que se nos viene como a mí me ayudaron durante el que terminó. Lo mejor para ustedes este 2021.

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