El juicio del caso Sobornos es un thriller que nos tiene al borde del asiento. Está en juego nada menos que la candidatura y el retorno de Correa. Recordemos que – por ejemplo – si es candidato a la Asamblea por la circunscripción de Europa, Asia y Oceanía, con el voto duro que con que ya cuenta de seguro, ganaría. Y, podría venir al país con una sonrisa de oreja a oreja, sin que los juicios pendientes (Balda, Sobornos, y los que haya) le puedan preocupar. Su inmunidad parlamentaria le protegería. Ecuatorianos abróchense los cinturones.
Es difícil sacar la cabeza de esa piscina y ver lo que ocurre en el mundo. Por ejemplo, podríamos darle más tiempo de reflexión al grave conflicto entre Rusia y Turquía.
El populismo de Trump arrecia en EE.UU. La atención de todo el país estuvo enfocada en el juicio político al Presidente que terminó el 5 de febrero de 2020. A continuación, Trump despidió a todos los funcionarios de alto nivel que habían sido propuestos como testigos en su contra en el juicio. Nuevos terremotos en la administración. Ahora la atención acaba de mudarse hacia las candidaturas de los demócratas. Se creó un vacío interesantísimo a nivel internacional, pocas veces hemos podido ver con tal claridad el escenario de pugnas de poder de potencias sin la presencia de los EE.UU.
Dice el refrán, “Cuando el gato duerme, los ratones hacen fiesta.” Tremendamente interesante. Como era de esperarse, en ese vacío las potencias regionales se arranchan sus cuotas de poder. Tal es el atractivo de la feria, que no son arranches dulces o suaves. “Por qué Rusia y Turquía están al borde del enfrentamiento”, es el titular del diario francés Les Echos de este jueves pasado. “Nada va bien entre Ankara y Moscú. Desde ahora es necesario una chispa para que Rusia y Turquía se enfrenten militarmente en Idleb, la ciudad del norte de Siria que Damasco quiere recuperar a los jihadistas. Este nuevo episodio del conflicto más sangriento de los últimos años, muestra hasta qué punto el Medio Oriente es una arena estratégica para las grandes potencias.” El diario no puede ser más claro.
Otro terrible escenario: Libia. Las dos potencias se quieren comer los despojos después de Gadafi. El militar Jalifa Hafter es apoyado por los rusos, mercenarios de ese país apoyan militarmente a este líder que quiere tomar el poder de todo el Estado. Ha declarado que va a emprender una ofensiva contra la capital, Trípoli. El Gobierno central decidió buscar el amparo de otra potencia. Al puro estilo guerra fría. Se fue a cobijar bajo el ala del otro autoritarismo fuerte interesado en la región, Erdogan de Turquía.
La guerra civil de Libia se está tornando en un conflicto de proxies de dos potencias. Rusia y Turquía se enfrentan a control remoto, en la comodidad de hacerlo en un territorio fuera de casa.
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