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Autocracias, teocracias

Desde hace varios días la atención internacional se ha centrado en los sucesos acaecidos en los países del norte de África, donde se han afincado autocracias y teocracias de diversa estirpe y la democracia es un referente exótico. Se han producido caudalosas manifestaciones populares en demanda de cambios políticos, económicos y sociales, divulgadas por importantes medios de comunicación. La oleada de protestas populares se ha expandido en una suerte de efecto dominó. Sin menoscabo del interés general por este fenómeno político, se diría que la observación prioritaria se ha focalizado en Egipto, entre otras razones porque este país es pieza esencial del tablero diplomático del Medio Oriente, donde gravita la compleja relación de Israel con el bloque árabe, fuente de tensiones geopolíticas que preocupan a la ONU desde 1948. Por eso los pronunciamientos ponderados de Estados Unidos y de la Unión Europea, invocando la observancia de una transición pacífica y ordenada en Egipto, para preservar el marco institucional y dar paso a las demandas populares, pues de otro modo podría alterarse el rol de moderación que en el contexto diplomático ha mantenido su Gobierno.

No está por demás recordar que la Asamblea General de la ONU aprobó en noviembre de 1947, con oposición árabe, una resolución por la cual se dividió Palestina en dos Estados, con un régimen internacional para Jerusalén. El 14 de mayo de 1948 se proclamó la formación del Estado de Israel. Al día siguiente, tropas de cinco estados árabes, encabezados por Egipto, cruzaron las fronteras de Palestina y abrieron cauces a una confrontación intermitente que perdura hasta nuestros días. El armisticio entre Israel y Egipto se firmó el 24 de febrero de 1949. Luego se plegaron sucesivamente los demás estados árabes. En 1967 tuvo lugar la guerra de los seis días, que permitió a Israel ampliar su extensión territorial. Seis años después, las tensiones acumuladas provocaron otro conflicto bélico: en 1973, Egipto y Siria, aprovechando la fiesta judía de Yom Kippur, atacaron en acción simultánea a Israel. Ello no obstante, un lustro después surgieron iniciativas tendientes a propiciar esfuerzos a favor de una paz estable. En efecto, en 1978, el presidente de Egipto, Anwar al-Sadat, y el primer ministro de Israel, Menahem Begin, llegaron a suscribir los acuerdos de Camp David, que parecían traer buenos augurios. Pero los demás países árabes consignaron su rechazo.

Otros hechos relevantes ocurrieron después en el ámbito de las relaciones entre árabes y judíos. El Estado Palestino cuenta ahora con un número importante de reconocimientos, incluido el del Ecuador.

La dinámica del actual proceso político interno, que involucra al presidente Hosni Mubarak, culminará probablemente con su alejamiento del ejercicio del poder, en el cual ha permanecido por el lapso de 30 años.