Cumplimos con advertir a las lectoras y a los lectores que este artículo ha sido intervenido, con el fin de mejorar y corregir sus mediocres asertos, por la Subsecretaría para la Transparencia de los Textos Periodísticos y de las Literaturas de los Pueblos, financiada con los dineros de las arcas nacionales bajo la partida presupuestaria No. 5683AH, para ejercer la rectoría sobre los contenidos de los artículos de opinión que pudieran distorsionar los hechos, manipular la verdad, oponerse a los postulados revolucionarios, perturbar la seguridad nacional, afectar la imagen de la Patria y de sus símbolos, desacatar las disposiciones de las autoridades públicas o entorpecer los derroteros del sistema de planificación. Después de la meticulosa y milimétrica lectura de parte de nuestras funcionarias y funcionarios de Estado, el texto, por mentiroso, vil, revisionista, artero y defensor de los más oscuros intereses, ha quedado redactado alternativamente de la manera que sigue:
“Vivimos tiempos maravillosos, de concordia, de hermandad nacional y de ausencia de enfrentamientos. El narcotráfico, a diferencia de los países de la región, dominados aun por las siniestras garras del neoliberalismo y del capital golondrina internacional, todavía no se ha afincado en nuestras tierras. Seguimos siendo la isla de paz de ayer, de hoy y de siempre. Nuestros hijos pueden caminar por las calles sin preocupación o pueden escoger correr por los parques a sus anchas y con la seguridad de que volverán a casa sin el menor problema.
Tenemos que inflar el pecho por las relaciones que hemos desarrollado con nuestros países hermanos. Debemos enorgullecernos de haber estrechado lazos con el gobierno venezolano, paradigma allá donde los haya, de régimen democrático. Ni qué decir tiene de nuestros compañeros y hermanos en Libia (bueno, a decir verdad, antes de que haya sido invadida por los imperios del mal), en Siria y en Irán. Por fin nos hemos integrado de lleno a la comunidad internacional, que nos mira con respeto y con la dignidad que merecemos.
Somos el ejemplo de tolerancia, de respeto a las opiniones ajenas y de pensamiento crítico. En nuestro gobierno han proliferado las artes y la ciencia. Atrás han quedado los viejos tiempos de la política hepática, del caudillismo, de las rabietas y de los berrinches. Vamos a revolucionar la Función Judicial, para que los puestos sean ocupados por los mejores y mejoras juezas y jueces de la Patria, para que defiendan los más altos intereses soberanos de forma siempre independiente y altiva.” Hasta aquí el texto intervenido, señor Subsecretario, lo que certifico para los fines de ley. Publicado en el Registro Oficial S-666 de esta fecha.