Arrepentimiento

Ha creado franca preocupación la vergonzosa noticia de que 15 hombres, capturados en flagrancia y hoy recluidos en la cárcel Modelo de Bogotá, podrían recibir rebajas de pena sustanciales después de confesar que mataron a sus mujeres por amor y expresar su arrepentimiento.

Los medios , entre el estupor y la convicción de que hechos como esos no deberían repetirse, han registrado una por una aquellas historias, protagonizadas por maridos abusadores, que un día pierden la cabeza y asesinan brutalmente a sus parejas.

Se ha conocido al mismo tiempo que, no obstante que sus salvajes crímenes fueron cometidos a plena luz del día y ante la mirada horrorizada de decenas de testigos, el arrepentimiento reconocido ante la Fiscalía les servirá a algunos de estos asesinos para salvarse de la mitad de la condena prevista en la ley.

Podría pensarse que los fiscales de los procesos, en ejercicio de una compasión que bordea la permisividad, han llegado a respaldar el supuesto remordimiento de los homicidas, sin advertir que, de esa manera, está recreándose el círculo vicioso del maltrato.

La justicia debe ser, por supuesto, la primera en dar ejemplo. Debe defender una política de cero tolerancia con esta execrable conducta, y de ninguna manera ceder a los que bien podríamos calificar chantajes emocionales de los abusadores.

Y es que la persona que da una segunda oportunidad a quien la maltrata no es muy diferente de una justicia que considera que el amor o la confesión son atenuantes a la hora de condenar a un hombre que ha apuñalado a su mujer en un concurrido centro comercial.

Por eso, ha sido bien recibido el reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia a partir del caso de un hombre capturado a punto de vender marihuana. Ha dicho este tribunal que los capturados en flagrancia no podrán recibir por confesión una rebaja mayor de la octava parte de la condena. También le ha pedido a la Fiscalía que continúe buscando acuerdos para aliviar el aparato judicial, pero le ha recordado, en su fallo, que en el proceso "no se pueden desconocer los principios de justicia, ni los derechos de las víctimas y los terceros afectados".

La opinión pública ha estado particularmente atenta a las decisiones de la justicia en casos de violencia contra las mujeres. Y es que, en cada uno, parece estar en juego el equilibrio de una sociedad que ha tomado conciencia de actuar contra una forma de agresión tan atroz como silenciosa y extendida. Ya se ven pasos importantes en la tarea de transformar la cultura del silencio que injustamente estigmatiza a la víctima y deja campante al victimario.

El Tiempo, Colombia, GDA