Argentina: las reservas

En su paso por el barrio de Mataderos, donde visitó una fábrica recuperada, la Presidenta instó anteayer al Congreso a "empezar a discutir los temas verdaderamente importantes" y exhortó a los legisladores a "pensar un poco más en el país". Pocas horas después, el bloque oficialista del Senado se negó a dar quórum para debatir la coparticipación federal del impuesto al cheque.

Lo primero que refleja esa exhortación es una gran hipocresía. Si el pago de la deuda pública es una de las cuestiones más importantes, según la propia Mandataria, y si para ello es imprescindible el uso de las reservas del Banco Central, ¿por qué le negó al Congreso la posibilidad de debatir ese tema tan importante, ninguneándolo con un decreto emitido el mismo día en que inauguró las sesiones ordinarias del Poder Legislativo? ¿Acaso no es importante respetar el inciso del artículo 75 de la Constitución que señala que le corresponde al Congreso arreglar el pago de la deuda.

Para el filósofo Santiago Kovadloff, el pedido de Cristina Kirchner a los legisladores revela "una jactancia por la cual ella supone que conoce lo que los demás desconocen" o que tiene "un monopolio del saber que se niega a compartir".  Los Kirchner, al fin y al cabo, sólo imparten sabiduría para que sea obedecida, como dice el pensador.

No hay gesto del matrimonio gobernante que no apunte a una neutralización completa del Congreso. El kirchnerismo busca, hasta ahora con éxito, ganar tiempo. ¿Hasta cuándo? Hasta que se cumpla su hipótesis de que la crisis estallará antes en la oposición que en el oficialismo. Algo que no suena improbable, si se advierte que los celos y vedetismos personales entre los líderes opositores parecen más fuertes que la conciencia sobre la  unidad de acción.

¿Qué es lo realmente importante para los Kirchner? Que el Congreso siga entretenido con sus luchas por el quórum y sus conflictos que se ventilan como nunca en la Justicia. Y que, entretanto, los legisladores no puedan ocuparse de temas cruciales como la discusión de otro presupuesto o la coparticipación de recursos que el Poder Ejecutivo Nacional maneja discrecionalmente.

La clave de la Casa Rosada es emplear los recursos federales de forma extorsiva para someter a gobernadores e intendentes a sus necesidades políticas. En otras palabras, la caja.

La preocupación por la división de poderes y por la calidad institucional que alguna vez la Presidenta consideró una asignatura pendiente brilla por su ausencia. Cerca del Gobierno, se esgrime que a la población no la inquietan estas cuestiones. No se puede subestimar a la ciudadanía todo el tiempo.

La Nación, Argentina, GDA

Suplementos digitales