Hoy habrá una marcha de silencio, convocada por fiscales y otros sectores de la sociedad para homenajear al fiscal Alberto Nisman, cuya muerte fue hace un mes y aún no se sabe cómo ni por qué murió. Será un día de luto, pero Cristina Kirchner prefiere celebrar la alegría, el baile, la euforia militante. Su mensaje, en el sentido de que el silencio no es para ella sino para los demás, fue irreverente, pero también incongruente con el silencio que les ha venido dispensando a los deudos de Nisman: ni un día de duelo ni una condolencia. Mutismo absoluto para la víctima y verborragia irrefrenable para intentar cambiar la agenda.
La Presidenta matizó la confirmación de un viejo anuncio de recambio de trenes con guiños al precandidato presidencial a cargo de esa tarea; la apertura de una fábrica de cosméticos, felicitaciones a aerolíneas por cumplir con el servicio que está obligada a dar; el incremento en 190 pesos de la ayuda escolar con la cesión de terrenos a un sindicato amigo del Gobierno.
Por fuera de su agenda marchan otros temas que o no merecen su atención o están a la espera de que los adecúe la pluma del relato. Entre ellos, por citar solo tres ejemplos, la caída de la venta de autos el 2014, calificada como “inviable” por la cámara que agrupa a las automotrices; también, la de las reservas de paquetes de viajes turísticos como consecuencia de las restricciones del Banco Central a la venta de dólares a bancos e importadores. Y qué decir del mercado inmobiliario porteño: el colegio de escribanos dio a conocer que el registro de ventas de propiedades en 2014 fue el más bajo desde hace 30 años.
Las costosas e innecesarias trabas que impone el Gobierno solo son desconocidas por él. Por ende, nunca admitirá los inconmensurables daños que causa. Eso explica que lance anuncios con aire de victoria cuando no suelen ser más que parches con los que intentar tapar sus propios desaguisados.
Valgan dos ejemplos concretos: apenas comenzado el año, fue publicada en el Boletín Oficial la elevación del piso del impuesto a los autos 0 km de alta gama. Fue en respuesta a la fuerte caída de las ventas y, según el decreto presidencial, durará seis meses. Detrás de esa supuesta concesión para quienes pueden adquirir vehículos “de lujo”, tal como los definieron las autoridades, lo cierto es que desde el primer día de la aplicación del gravamen su efecto se extendió a la gama media del sector e, incluso, a varios modelos de fabricación nacional.
El segundo ejemplo también es gráfico: antes de ir a China, la Presidenta habló de un ‘boom’ de turismo en el interior del país y también de argentinos que viajan al exterior. Y a través de su cuenta en Twitter, criticó con dureza a los analistas que afirmaban que el mayor movimiento interno de turistas es producto de que los argentinos viajaron menos al exterior, como consecuencia del cepo y de la devaluación.
Como ya hemos dicho desde estas columnas editoriales, el problema del que miente sistemáticamente es que, finalmente, dejan de creerle. La mentira oficial no solo es inmoral sino, además, un factor de retroceso.
La Nación, Argentina, GDA