Juan Esteban Guarderas

Apocalipsis en la esquina

Adoro el Ecuador y amo Quito; no obstante, frecuentemente vivir aquí es como estar en el suburbio del suburbio del mundo. La vida cotidiana se desarrolla enfocada en los mezquinos y ultra individuales conflictos políticos locales-locales-locales (ni siquiera la política regional capta la atención necesaria). No nos damos cuenta de los meteoritos que se avecinan y que amenazan todo.

Pero estamos a dos semanas de un cataclismo financiero cuyas consecuencias son difíciles de prever. Recuerdan el asteroide acercándose a la Tierra de la película “Armagedón”, pues no creo exagerar (enserio no lo creo) que es un escenario similar.

El cumplimiento de EE.UU. de sus obligaciones financieras es una de las certezas sobre las que se ha construido todo el sistema financiero mundial. Se volvió como una ley de la naturaleza, como las estaciones. Es decir, como no había dudas de que ocurriría, se volvieron parámetros, referencias; sobre estas seguridades hemos construido el resto de castillos.

Pues bien, eso que otrora era tan seguro, puede ya no serlo en exactamente dos semanas. Lo que ocurre es que la política estadounidense ha ido degradándose horriblemente. Hay un sinfín de porqués que podrían esgrimirse. Mi lectura, el maquiavelismo finalmente tomó la delantera en el debate político.

Es decir, antes había rencillas, había pugnas y conflictos inmisericordes, pero estos conflictos políticos terminaban frenándose cuando el bien común lo requería. Y, eso marca una diferencia enorme entre los países desarrollados y subdesarrollados. Recuerdo cuando fue la crisis argentina de 2001, el cielo parecía caerse sobre las cabezas de los uruguayos. Y, de cara a aquella hecatombe, los partidos se unieron y esgrimieron un proyecto común. Ahora – con cada vez mayor frecuencia – los partidos estadounidenses, Republicano y Demócrata, están dispuestos a despeñar todo a cambio de luchar por sus egoístas espacios de poder.

Tienen que ceder espacios y acordar aumentar el límite federal de endeudamiento. Si ello no ocurre, por primera vez en la historia Estados Unidos incumplirá el pago de sus obligaciones financieras. Las agencias de rating deberán bajar las notas a este país, lo que generaría una cascada inimaginable a nivel planetario de garantías que se deberán ejecutar intempestivamente, la terminación de golpe de millones de contratos, la degradación de las notas de otros países, etc. Yo no me imagino todavía lo que ocurriría.

Tengo la impresión, al igual que el mercado, que antes de que llegue el asteroide, los políticos americanos se pondrán de acuerdo. Es decir, que el maquiavelismo partidista ceda – al menos esta vez – ante el bien común. Pero el hecho de que estemos tan cerca del abismo ya es muy elocuente del tipo de escenarios político-económicos que se vuelven plausibles.

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