Responsabilidad en democracia

A propósito de la compleja situación de España, cabe reflexionar sobre la responsabilidad de los diferentes actores en la sociedad democrática. Pueden ser más objetivas observando, como en este caso, los toros de lejos.

Sin duda, la responsabilidad de gobierno corresponde a quienes triunfan en las elecciones. En España se ha producido un bloqueo, porque en su sistema parlamentario se requiere de la mayoría de los diputados electos para designar al presidente del Gobierno. El régimen de España es una sui géneris monarquía constitucional, en la que desde el Rey para abajo están sujetos a la Constitución. En dos elecciones sucesivas, ninguno de los partidos ha obtenido la mayoría requerida para decidir, por si solo, la formación del nuevo gobierno. En las dos ha obtenido mayoría relativa el Partido Popular del Presidente Rajoy y, en la primera, no pudo concretar apoyos necesarios para formar gobierno. Tampoco pudieron lograrlo otras coaliciones , entre los cuales el PSOE tiene la segunda minoría. Y el apoyo condicionado de las dos agrupaciones que han emergido en los últimos años –Podemos y Ciudadanos-, fue insuficiente para que lo lograran ninguno de los partidos mayores.

España salió de la dictadura de casi cuatro décadas de Franco. Cuando el dictador restauró la Monarquía, designando como sucesor a Juan Carlos, los españoles aceptaron que era la única manera de restaurar la democracia: con una Monarquía sometida a una Constitución, proceso en el que el Rey Juan Carlos jugó un papel importante, como lo hicieron los actores del Pacto de la Moncloa, que no sólo fueron los partidos, sino las organizaciones de trabajadores, empresarios, académicos y más representantes de la sociedad civil. Esos acuerdos básicos permitieron que Adolfo Suárez inicialmente y Felipe González después reconstruyeran la democracia española. Se consolidaron dos grandes partidos, el PSOE y el PP, hasta que muchas circunstancias, no solo españolas sino mundiales, propiciaron el aparecimiento de grupos ciudadanos inconformes que se canalizaron por Podemos y Ciudadanos, con los que ahora resulta indispensable contar.

La responsabilidad en una democracia obliga a los diferentes actores, políticos y sociales, a actuar con miras más allá de su particular visión y sus legítimos intereses y a ceder. El riesgo de ir a unas terceras elecciones si no hay consensos que permitan constituir un nuevo Gobierno, podría exacerbar las posiciones y extremar las respuestas. España salvó la continuidad de la democracia por una acción resuelta del rey Juan Carlos cuando el coronel Tejero irrumpió en las Cortes para proclamar la dictadura monárquica. La responsabilidad democrática debe impedir, ahora, que la intolerancia, la estrechez de miras y las ambiciones desproporcionadas, pongan todo de cabeza.