Diez ecuatorianos viajan a Japón y no precisamente por turismo. Van a aprender cómo se hace para protegerse de tsunamis y terremotos.
Esa es la consigna de la invitación hecha por la agencia de cooperación japonesa Jica, que apoya a Ecuador en el mejoramiento de los sistemas de prevención y reducción de riesgos ante esos desastres.
La ministra de Gestión de Riesgos, Alexandra Ocles, su asesor y los otros ocho funcionarios de los municipios de Portoviejo, Atacames y Salinas tienen la gran oportunidad de prepararse con los técnicos de uno de los países mejor preparados para afrontar desastres. Como muestra de su vasta experiencia los japoneses participan desde el 2011 en un plan para estar listos para un terremoto de más de 9 grados y un tsunami que están seguros que se producirán en Tokio dentro de 30 años.
Son incansables en su preparación, una filosofía de vida que seguramente nosotros también la podemos adoptar, ya que no se puede ignorar que el país se enfrenta a la amenaza latente de terremotos y volcanes. Aún, los manabitas y esmeraldeños se sobreponen del sismo devastador de abril del año pasado y tenemos cuatro volcanes en pleno proceso eruptivo.
Los funcionarios podrán participar en vivo y en directo en un simulacro de evacuación nacional por tsunamis, que se realizará el 3 de noviembre en la ciudad de Miyasaki; y en otras actividades de prevención.
Es de esperarse que cuando retornen pongan en práctica lo que conocieron, ya que es necesario y obligatorio que se consolide el proceso de preparación y prevención, sobre todo si se trata de un proyecto piloto para construir las primeras ciudades seguras, como son Portoviejo, Atacames y Salinas, en estos cuatro años de duración del plan.
Esas tres zonas serán el punto de partida para probar, por ejemplo, el funcionamiento del sistema de altera y las redes de comunicación para actuar ante un terremoto; y que no nos pase lo de hace más de un año.